miércoles, 1 de septiembre de 2010

A una tenista la liquidó el calor


En Nueva York hace calor, hace calor, hace demasiado calor.

Son 32 grados, aunque parecen tres, cuatro, cinco más en el Grandstand. Gisela Dulko, la bellísima tenista de nuestro país, lanza golpes como si fuera una boxeadora experta.

Aquí, allá. Es tenista y, sin embrago, esos envíos parecen nacidos de otro deporte. Gana 5-1 y está arriba en el 15-30, con el saque de su adversaria.

Pero, de pronto, la bielorrusa Victoria Azarenka, número 11 en el mundo, no llega a devolver la pelota, se marea, se toma el estómago y se desvanece.

Literalmente, parece desmayada.

Dulko, sorprendida, cruza la red y la socorre. Hay extrema tensión y un calor agobiante. Seguridad, médicos, sombrillas, ventilación, silla de ruedas.

Azarenka es retirada, tomada la precaución del caso, respaldando su cuello del calor.

Dulko queda sorprendida, abatida, en ese momento. Aunque, minutos después, sabe que ya está instalada en la tercera rueda del US Open, la última gran cita del universo de las raquetas.

Ahora, espera a Pavlyuchenkova (Rusia, 20°), quien superó a Mirza (India) por 6-2 y 6-4. Aunque, claro, para Gisela, el sabor es extraño.