Los medicamentos que una mujer ingiere durante el embarazo y la lactancia pueden afectar, más adelante, la salud bucal de sus pequeños. Los efectos de los fármacos en el feto o el lactante dependen de varios factores, incluyendo la cantidad de compuestos químicos que atraviesan la placenta o se pasan a través de la leche materna, así como la distribución, el metabolismo y la excreción del mismo.
Según la etapa de gestación en que la madre ingiera determinados medicamentos será el órgano u órganos del feto que serán afectados. “Sabemos, por ejemplo, que el sistema nervioso es altamente sensible a la ingesta de medicamentos durante la tercera y la quinta semanas de embarazo, los ojos entre la cuarta y la octava semanas, y los dientes, específicamente, durante la séptima y octava semanas de embarazo. Numerosos fármacos pueden causar posteriores trastornos dentales en los bebés, algunos manchan los dientes y otros pueden lesionar su estructura (esmalte, dentina o cemento)”, explica la odontopediatra y cirujana dentista Silvia Castellanos de León, quien también se especializa en la salud bucal de pacientes especiales, como niños con síndrome de Down, entre otros. Si la madre encinta o lactando ha sido tratada con Minociclina o Ciprofloxaciona, al momento de la erupción de los dientes primarios tendrán una coloración verdosa, lo cual a menudo también es irreversible. A la vez vale mencionar que el uso de algunos medicamentos antiepilépticos en el periodo gestacional se ha relacionado con algunas malformaciones dentales posteriores.
Las coloraciones anormales de los dientes de los pequeños, o discromías, pueden ser de dos tipos: intrínsecas o extrínsecas. “Las primeras se refieren a cuando hay exposición al medicamento durante el período de formación dental. Por lo general aparecen manchas en el interior de los dientes y el proceso es irreversible. El flúor, aunque se use para prevenir las caries, si se toma en exceso puede producir manchas blancas o marrones en la dentadura del niño. Por otro lado, antibióticos como las tetraciclinas producen manchas de color amarillo o marrón-gris, por eso los pediatras no deben recetarlas –a excepción de cuando sea imprescindible– a niños menores de 8 años, cuando la mineralización de los dientes permanentes se completa”, continúa Castellanos.
Un dato importante de resaltar es que los tratamientos de nebulización de los pequeños también pueden dañar sus dientes, incluidas erosiones y desmineralización. “Hablamos ahora de discromías extrínsecas, que se dan cuando los dientes ya están en boca. Yo recomiendo a las madres de mis pacientes que les cepillen sus dientes inmediatamente después de darles cualquier tipo de medicamento y, por supuesto, después de nebulizarlos. Recuerde que algunas medicinas, con tal de hacerlas agradables a los pequeños, están llenas de azúcar, y eso aumenta el riesgo de formar caries dentales”, agrega Castellanos. Los fármacos que reducen la secreción salivar, como los antidepresivos y los antihistamínicos, también aumentan el riesgo de desarrollar caries, lo mismo que los que alteran el Ph de la saliva, como los antiasmáticos. “Las medicinas que se usan para el reflujo gástrico pueden erosionar los dientecitos de los pequeños”, concluye Castellanos. Algunos medicamentos usados para el tratamiento de leucemias y cánceres pediátricos pueden alterar el desarrollo dental. La gravedad de estas alteraciones dependerá de la edad del niño, la dosis y la duración del tratamiento.