
El presidente y director ejecutivo de la fabricante de electrónicos Apple, Steve Jobs, recibe tratamiento contra el cáncer en una clínica de California y estaría perdiendo la batalla contra la enfermedad, reveló hoy el diario National Enquirer.
El rotativo mostró imágenes de Jobs captadas el pasado 8 de febrero cuando salía del Centro de Cáncer de la Universidad de Stanford en Palo Alto, California, en las que se observa extremadamente delgado.
La difusión de las fotos que alimentaron rumores de un agravamiento de la salud de Jobs, provocaron este jueves un descenso del 1.33 por ciento en el valor de las apreciadas acciones de Apple, un título que suele estar casi siempre al alza en la Bolsa de Valores de Nueva York.
El hecho se da justo a un mes de que Jobs anunció el pasado 17 de enero que se retiraría temporalmente de sus funciones al frente de Apple por razones de salud.
La pausa laboral de Jobs es la tercera que efectúa por este motivo, luego que en 2004 se sometió a tratamiento tras un cáncer pancreático y en 2009 recibió un trasplante de hígado.
National Enquirer no mostró más evidencias que las fotos de Jobs saliendo de la clínica, para afirmar que está recibiendo tratamiento en ese lugar, donde también fue atendido el actor Patrick Swayze, en sus últimos días antes de fallecer de cáncer pancreático en septiembre de 2009.
Se desconoce con certeza si la actual convalecencia de Jobs se relaciona con su trasplante de hígado en 2009 o si el cáncer de páncreas que previamente derrotó le ha regresado, o si hay un nuevo problema.
Varios artículos en sitios especializados en noticias tecnológicas comenzaron a solicitar este jueves a Apple difundir la verdad sobre el estado de salud de Jobs y dar a conocer sus futuros planes en caso de tener que prescindir en definitiva de su presidente y co fundador.
Jobs es visto como la principal fuerza detrás del éxito de la compañía creadora en los últimos años de los más populares aditamentos electrónicos, como el reproductor musical iPod, el teléfono móvil iPhone y la computadora tablet iPad.
Desde hace siete años Jobs ha combatido una rara forma de cáncer pancreático llamado tumor neuroendocrino.
Se trata de un cáncer de lento movimiento y es del mismo que causó la muerte de Swayze en 2009 y del también actor Michael Landon en 1991.
Sólo alrededor del cuatro por ciento de los pacientes con cualquier forma de cáncer de páncreas logra sobrevivir más de cinco años.
¿Moriría Steve Jobs como Juan Pablo II?
Avizorar la muerte de una persona no es precisamente el ejercicio más loable. No obstante, periodísticamente hay que consignar que el fallecimiento esperado de alguien puede estarse convirtiendo en un evento mediático como antes no lo habíamos conocido. ¿El ejemplo más poderoso? La muerte de Juan Pablo II, seguida minuto a minuto desde días previos y detonadora de los más profundos egos televisivos: quien diera primero la noticia cierta de su muerte llevaba más rating.
Ayer, Steve Jobs, el fundador de Apple, volvió a aparecer en un panorama complejo cuando la publicación National Enquirer mostró fotografías, supuestamente de este empresario, ingresando a un hospital especializado en cáncer. Además, Jobs hubo de reunirse con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en una junta poco común, en la que fue el presidente quien acudió a California y no Jobs el que voló a Washington.
Lo anterior detonó un cúmulo de especulaciones sobre la muerte cercana que tendría que enfrentar Jobs. Algunas de esas especulaciones hablaban de que la gravedad de su salud sólo le otorgaba seis semanas de vida, a lo sumo, y que está totalmente flaco, en una etapa crítica.
Me pregunto si el fallecimiento de una persona con el calado empresarial de Steve Jobs pudiera originar un fenómeno social inédito. Quizá. Uno en que los medios electrónicos, por ejemplo, se apuesten en las cercanías del hospital para reportar la noticia casi en tiempo real. Uno en el que la gente, a voluntad, envíe mensajes sobre lo doloroso que sería el momento. No lo sé, pero ya no suena tan lejana esa posibilidad. ¿Acaso no suena nuevo pero posible que se pudiera construir un culto alrededor de un individuo que creó un emporio con valor actual de 328 mil millones de dólares?
Este mundo es diferente en todas sus dimensiones, y Steve Jobs no sólo representa íconos bonitos y amigables en teléfonos estéticos. Su aportación es más profunda: creó un lenguaje. Visual, táctil, universal y democrático.
Deseo falte mucho para que el señor Jobs muera. No obstante, si mi deseo no se cumple, preparémonos para el fenómeno mediático y social que este evento podría representar: el culto a un empresario. Quién lo habría pensado…