lunes, 4 de julio de 2011

Desconcierto general en la NBA


El lockout ha empezado a crear dudas entre los jugadores de la NBA que deben decidir si esperan a resolver el conflicto o se van a jugar a otro sitio

La NBA ningunea a sus jugadores a los que ha borrado literalmente de algunas de las webs y éstos empiezan a pensar seriamente en irse a jugar a Europa u otras ligas del mundo ante la eventualidad de que el lockout se alargue más de lo esperado.

La Liga, que decidió cerrar sus puertas de manera indefinida el pasado 30 de junio, espera que el conflicto se resuelva antes de lo previsto pero los auténticos protagonistas del espectáculo, los jugadores, ya han empezado a sondear con sus agentes las opciones de conseguir un contrato seguro la próxima temporada ante la incerteza que se aproxima.

Los que tienen las manos libres para firmar por cualquier equipo son los `agentes libres¿ a diferencia de los jugadores que siguen con contrato en vigor en la NBA. Muchos de ellos no cobrarán sus salarios para la próxima campaña hasta mediados de noviembre -cosa que no ocurrirá si continua el `lockout¿-, pero tampoco son libres de firmar por cualquier equipo que les plazca ya que cuentan con contrato en vigor.

En caso de que decidiesen venir a Europa estrellas como Pau Gasol, Kobe Bryant, Andrei Kirilenko o Rudy Fernández, necesitarían un permiso especial de la FIBA. Aunque el máximo organismo del basket mundial no está por la labor de conceder estos permisos ya que no quiere enturbiar sus relaciones con la NBA.

Además, los supermillonarios de la NBA no se jugarán el tipo de manera temporal en otra ligas, conscientes de que una lesión puede poner en peligro el contrato que tienen firmado.

Aunque la NBA no pronostica un éxodo masivo de jugadores, bien podría perder un número significativo de los denominados `jornaleros¿, jugadores que completan la mayoría de plantillas con sueldos muy inferiores a las estrellas pero que son necesarios para realizar las rotaciones de minutos en los partidos.

Los agentes de estos jugadores ya se han puesto en marcha y alguno de estos representantes predice que entre el “50 y 75% de los agentes libres y rookies podrían jugar en Europa si el conflicto se alarga más de lo previsto. Muchos de estos jugadores sin contrato y que ganan alrededor de un millón de dólares, están abiertos a escuchar ofertas y aprovecharse de la situación que se les abre en Europa, al menos temporalmente.

Precisamente uno de los primeros jugadores estadounidenses que podría dar el salto a Europa es Sonny Weems, que según informó su agente, está a punto de firmar un contrato con un equipo europeo. Weems, que jugó la pasada temporada en los Toronto Raptors, promedió 9,2 puntos en 52 partidos.

El jugador de 24 años, que se encuentra colaborando en el campus de José Manuel Calderón, ha preferido aceptar una oferta por una temporada y replantearse su vuelta a la NBA la temporada 2012-13. Al igual que Weems, jugadores de menor calado en la Liga están pidiendo a sus agentes que les busquen salida en otras ligas profesionales para asegurarse un contrato ante las dudas que genera el lockout.

¿Las estrellas, a China?

Junto a las ligas europeas, que los jugadores estadounidenses conocen mejor, el mercado chino también se ha convertido en una oferta atractiva para las estrellas de la NBA que podrían acudir a disputar encuentros de exhibición o incluso, los equipos de la Liga china estarían dispuestos a fichar a los jugadores por contratos mensuales, pendientes del desenlace del lockout para regresar a Estados Unidos.

Uno de las estrellas que acude cada verano a China a cumplir con sus compromisos comerciales es Kobe Bryant, que estaría dispuesto a viajar con un grupo de estrellas de la NBA para disputar algunos encuentros de exhibición. Kobe ha dado instrucciones a su agente, Rob Pelinka para que sondee a los jugadores que representa y que le acompañen en estos encuentros que se disputarían en el Mercedes Benz Arena en Shanghai.

Precisamente una de las estrellas que ha apuntado su deseo de jugar estos partidos, es Amare Stoudemire, aunque sólo lo haría acompañado de una póliza que cubriera una posible lesión. Todos los jugadores necesitarían cubrirse las espaldas con un seguro millonario para evitar un conflicto con sus respectivos equipos en la NBA.

Cara y cruz del límite salarial

El límite salarial es la bendición y la maldición del sistema deportivo estadounidense. Gracias a él, todos los equipos, desde los de ciudades grandes como Los Angeles o Nueva York a los de localidades de poco más de un millón de habitantes como Memphis o Salt Lake City, tienen el mismo dinero para gastar en jugadores. Eso hace posible que San Antonio, con una de las bases de aficionados más modestas de la NBA, haya sido uno de los equipos más laureados de la última década: puede gastar en jugadores el mismo dinero que los Lakers o los Celtics.

A cambio, eso supone también que, para tener un equipo competitivo, los clubes de ciudades pequeñas deben, en la práctica, que gastar ese dinero, aunque no lo tengan, tanto para tener un equipo competitivo como para que los dueños de los clubes no tengan mala imagen como tacaños en su ciudad. Como consecuencia, 22 de los 30 equipos de la NBA han dado pérdidas el pasado año. Cuando se ha llegado al extremo de que un equipo, los New Orleans Hornets, ha tenido que ser adquirido por la propia empresa NBA para evitar su quiebra.

Argumentos de los jugadores

Los jugadores tienen argumentos sólidos también a su favor. Al fin y al cabo, ellos son los que sostienen el espectáculo. Según informan los medios americanos, han ofrecido un recorte sustancial: del actual 57% de los ingresos al 54%. La patronal, por su parte, se ha quedado en el 45%. Por otro lado, el sindicato de jugadores señala que esas pérdidas de los 22 equipos son debidas a un empleo creativo de la contabilidad; según Rodney Fort, economista de la Universidad de Michigan que les asesora, algunas franquicias han incluido como pérdidas la depreciación del valor en el mercado de la plantilla cuando pierden bastantes partidos, mientras que en las ganadoras en ningún caso contabilizan como beneficios las posibles "repreciaciones" de los jugadores exitosos.

Además, insisten en que el reparto de los derechos televisivos es injusto, ya que los equipos con más audiencia, como los Lakers, ingresan doce veces más que algunos de sus competidores por ese capítulo.

En cualquier caso, aquí está el cierre patronal, una figura desconocida en Europa. Que supone el cese absoluto de las actividades de los clubes, no sólo para los jugadores, sino también para los técnicos, empleados, cuidadores de instalaciones etcétera.

Ni palomitas, ni sueldos

Los jugadores ni siquiera pueden entrenarse en dependencias de sus equipos. No pueden ni negociarse las concesiones de las palomitas. Se han retirado todas las fotos de jugadores activos de la web de la NBA. Ni siquiera se abonan los sueldos: según la visión estadounidense, para incentivar así a los trabajadores a que se sienten a negociar.

A partir de este hecho, que ya se produjo en 1998 y retrasó el comienzo de la competición hasta enero, se han leído algunas especulaciones un tanto fantasiosas. No ocurrió entonces, ni va a pasar ahora, que las grandes estrellas del baloncesto estadounidense desembarquen en el europeo; entre otras cosas, porque no andan precisamente tampoco boyantes las cosas para ese deporte por aquí, con los dos grandes clubes griegos que animaron el mercado en los últimos años, Olympiakos y Panathinaikos, en venta y sin compradores. Sólo los equipos turcos y rusos parecen tener este año líquido suficiente para afrontar alguna operación importante.

Sin estrellas de la NBA en Europa

Además, los jugadores bajo contrato pueden ser reclamados por sus equipos tan pronto se llegue a un acuerdo, de manera que es difícil que un Barcelona o un Real Madrid condicionen su temporada a fichar una estrella que puede hacer las maletas de un día para otro. Sin olvidar que, en caso de lesión, el equipo NBA podría rescindir unilateralmente el contrato del jugador por llevar a cabo actividades peligrosas en su tiempo libre.

Otro caso es el de los jugadores que justo ahora terminaron sus contratos y no pueden renegociar ante el cierre patronal; son libres a todos los efectos. Hay varios afectados interesantes, como Marc Gasol o el ruso Andrei Kirilenko. Pero conviene recordar la diferencia de cifras: incluso con el descenso de salarios previsto, el pequeño de los Gasol puede aspirar a un contrato por encima de los ocho millones de dólares, tal vez en la vecindad de los diez. Su hermano Pau se acerca a los 20...

En Europa no hay prácticamente ningún jugador que supere los dos millones de euros anuales, casi tres millones de dólares; unas cantidades que sí están interesando ya a europeos que meditaban el regreso -caso del serbio de los Boston Celtics Nenad Krstic, recién fichado por el CSKA Moscú-, veteranos o jóvenes recién salidos de la Universidad.

Más allá del 5 de enero

El escenario cambiaría por completo si el cierre patronal se prolonga hasta el día 5 de enero. En ese caso, la temporada quedaría definitivamente suspendida, los jugadores incluso con contrato serían libres de tener otra actividad, y podrían optar por cruzar el océano para no pasar el año en blanco. José Manuel Calderón, por ejemplo, ya declaraba el pasado mes de mayo que sólo entonces se plantearía volver a España, aunque prácticamente daba por hecho que haría las maletas en ese caso. Pau Gasol vino a decir lo mismo el viernes.

Si parece difícil que se paralice un negocio de 3.000 millones de euros anuales, conviene recordar que la liga de hockey ya optó por pasar un año en blanco, en la temporada 2004-2005, y asestó un golpe al sindicato de jugadores del que no se ha recuperado hasta hoy; entre otras cosas, las antipatías de los seguidores pasaron con bastante velocidad de los propietarios que habían decidido el cierre a los deportistas que no querían rebajarse sus astronómicos sueldos. Un ejemplo contrario es el de la liga de fútbol americano, que este mismo año inició un lockout en marzo que fue considerado ilegal en los tribunales, obligando a reanudar la actividad mientras se mantiene la disputa legal.