POR JOSE ANTONIO MATOS
Para Ecos del Sur.
La historia que relata, el rodaje cinematogr�fico del a�o 1969, producido por �Columbia Pictures�, del gui�n extra�do por Carl Foreman, de la novela de Will Henry, musicalizada por Quincy Jones y tema de Jos� Feliciano, cuenta que un grupo de hombres (17) y cuatro mujeres, entre los que estaban como actores principales, Gregory Peck, Omar Sharif y Telly Savalas los cuales emprendieron una jornada infernal en busca de un oro.
Ese Oro, llamado de Mackenna, era buscado, por un grupo, ya mencionado, entre los que hab�a soldados, desertores, caballeros, predicadores, jugadores y m�s, fue conducido por el conocedor del camino, el Sheriff Mackenna, obligado por un bandido llamado Colorado. La meta consist�a en una inmensa veta de Oro, propiedad de los indios y se dec�a custodiada por los esp�ritus de la tribu Apache.
La pel�cula relata una secuela de vicisitudes, cr�menes enga�os y asesinatos, que termin� con la llegada diezmada de los buscadores de Oro y cuando se impusieron, un movimiento tel�rico derrumbo todo, sepultando el tesoro.
En nuestra naci�n, ocurren hechos pasados y presentes, que aunque no se pueden equiparar en sus detalles, pero guardan similitudes, en cuanto a metodolog�as y artes de obtener los derechos, la forma de explotaci�n, que aunque no se lo traga la tierra con su vibrar, hacen lo propio, bolsillos extranjeros, dejando casi nada � nada a nosotros, en el caso, los mismos indios.
Buscamos en la memoria, la tradici�n de b�squeda de Oro y su explotaci�n, y desde cuando Crist�bal Col�n, se viene perdiendo el Oro y dejando muertes, hasta nuestros d�as, en que no vemos el beneficio de las concesiones mineras que quedan a nuestros indios, perd�n, nuestros dominicanos. Hace algunos meses, se anunci� hallazgo de Oro en San Juan de la Maguana y ahora Oro por El�as Pi�a, pregunt�ndonos para que, en �sta, para dejar C�rcavas y cavernas vac�as, desviadoras y contaminadoras de aguas subterr�neas y las de San Juan, para comenzar carrera de muerte, que empezar�a en el mismo San Juan, para luego seguir su secuela de da�os y contaminaciones a lo largo y ancho de los m�s de 185 kil�metros de curso del Yaque del Sur, hacia todas las poblaciones aguas abajo, para finalizar en la parte m�s baja de la isla, que es la Hoya del lago Enriquillo.
Los r�os Yaque del Sur y San Juan, nacen alimentados de monta�as que de hasta 3000 metros sobre el nivel del Mar y cuando pasen por los lugares en que se pretender�a explotar esos yacimientos, diseminar�n sus contaminantes, a todos los espacios de influencia que los lleven los terrenos y la ley de la gravedad, distribuyendo muertes, cuyas dimensiones no tendr�an parang�n, ni con el derrumbe de Mackenna.