Murió postrado en una cama por carecer de US$ 200,000 (doscientos mil dólares), una suma exigida por los médicos de un hospital en el exterior para poder realizarle un trasplante de hígado. En esa suma no estaban incluidos los pasajes, la estadía ni el tratamiento posoperatorio.
Es lamentable que se pierda una vida tan valiosa por el desinterés y la falta de solidaridad de muchos.
Duele más, porque sabemos que vivimos en un país donde cualquier funcionario corrupto puede gastar esta suma o más sólo una noche de fiestas y juegos.
La historia de su enfermedad
Hace más de un año que, como parte de unos exámenes de rutina, a Manuel le detectaron hepatitis C.
Ya enfermo y con el conocimiento de primera mano que había obtenido a raíz de su situación, Manuel Pereyra (fiel a su interés por contribuir con la sociedad) ,aprovechó la oportunidad en esa ocasión para llamar la atención sobre la situación de la hepatitis C en el país.
Las personas infectadas con este virus ignoran su condición y muchas otras están en riesgo de contagiarse con sólo ir al médico, recibir una transfusión sanguínea, compartir artículos de uso personal o hacerse una manicura o pedicura.
Manuel Pereyra en vida no dejaba de criticar la irresponsabilidad del Estado al no tomar las medidas preventivas y educativas necesarias para combatir la enfermedad, y aunque existe el Centro de Gastroenterología de la Ciudad Sanitaria "Dr. Luis E. Aybar, alertaba que éste funcionaba con precariedades.
Manuel dejó en la orfandad a sus tres hijos y a todo el movimiento ecologista dominicano.
Paz a sus restos
