lunes, 21 de abril de 2014

OPINION: Sonia Silvestre y yo

POR PRAEDE OLIVERO FELIZ 
Para ECOS DEL SUR.

Se nos ha marchado Sonia Silvestre, pero se queda entre nosotros, con su ejemplo militante y con su impresionante voz, que no s�lo canta, sino que clama.

Ya lo dijo el poeta cubano y cantor de Am�rica y del mundo Silvio Rodr�guez, sus escasas libras en los a�os 70 presentaban la sorpresa de su potente voz y el valor de sus ideales progresistas y su elecci�n de considerarse dominico-cubana, en su segunda patria donde se le quiere como en su Rep�blica Dominicana.

La conoc� justamente cuando iniciaba su canto, yo era un ni�o inquieto, atrevido, que jugaba a la revoluci�n y su canto encajaba con mis sue�os libertarios infantiles.

Nos junt� y nos uni� aquel afiche, que parec�a un poster del m�s popular de nuestros artistas, mimado por los estudiantes, los profesores, obreros, campesinos y el pueblo, con la imagen de la figura fresca de fragua, luego de fragua UER, finalmente de la UNER, , mi gu�a de la �poca y amigo-hermano de siempre: Roberto Santana.

Desde entonces aprend� a escucharla y a quererla, tal vez era su segundo guachim�n, aunque no inspirara ese canto; pero la segu�a al igual que segu�a su estado de salud hasta el �ltimo d�a de su vida corporal terrenal.

Nuestro �ltimo encuentro fue el s�bado 5 de marzo, en la Biblioteca Nacional, all� nos cant� por Ch�vez en el Primer aniversario de su partida f�sica y por la libertad de los 5.

Le acompa�� en la guitarra Manuel Jim�nez, compa�ero de causa y cantaron como �ngeles, al lado de un tenor y el vuelo de las alas de la danza uasdiana, instituci�n que siempre nos ha unido.

Que cosas tiene la vida, creo que ese fue su �ltimo canto en vida, muestra rectil�nea de su comportamiento y elecci�n.

La �ltima foto que le tom� despidi�ndose del escenario me atorment�, la pens� y la coloqu� muy dentro de m�, temeroso de que se nos fuera y se nos ha ido un mes despu�s.

Me deja muy triste, lo siento en el alma, nunca te olvidar� Sonia, pondr� tus canciones en el mejor de los ambientes, a lo mejor en mi auto, sin m�s pasajeros que Sonia Silvestre y yo.