Un Casandra para los Rivera Damir�n - Barahoneros

miércoles, 29 de agosto de 2012

Un Casandra para los Rivera Damir�n

POR  RAFAEL ACEVEDO

Cuentan que Freddy Beras,  considerando ser de justicia la igualdad de g�neros, cantaba en una parodia de ocasi�n, que� �si Casandra es de Rivera, Luis Rivera es Damir�n.�

Ha sido un verdadero privilegio haber disfrutado por muchos a�os el talento y la gracia de do�a Casandra y de la perdurable influencia en nuestra m�sica del maestro Luis Rivera, gran conductor de orquesta y compositor, quien se destac� en M�xico y otros pa�ses y en La Habana lleg� a dirigir la orquesta del grandioso Ernesto Lecuona, m�ximo exponente de la m�sica antillana, autor de Siboney, Canto Carabal�, Andaluc�a, la comparsa y otras joyas musicales.

El maestro Rivera fue amante esposo, mentor y tutor musical de Casandra. Pero los que disfrutamos por a�os la gracia y el salero de la criolla mulata, del donaire y galanura de su baile, con su elegante y limpia sensualidad, digna del Cantar de los Cantares, nos llen�bamos de gozo y sano orgullo por nuestro arte, nuestra m�sica y nuestra dominicanidad.

Este pa�s, entero, se sinti� complacido cuando se eligi� el nombre y el apodo, �la Soberana�, para honrar su memoria en premiaciones art�sticas. �Qu� mejor idea! As� lo fue por a�os, que con el patrocinio de firmas nacionales se premi� lo mejor de nuestras artes populares y actividades afines. Actividad loable, necesario est�mulo a la creatividad, el esfuerzo, y la constancia,  que a menudo no pod�a complacer a toda la opini�n de entendidos y aficionados. Que lamentablemente deriv� en el desatino de premiar a personajes de dudosa o incalificable conducta moral. Fue una verdadera pena que se llegase a la situaci�n en la cual sus familiares se sintiesen precisados a solicitar el retiro de su nombre de dicha premiaci�n.

No es sencillo salirle al frente a cierto proceder de determinados sectores de inter�s y de opini�n, por lo cual debe valorarse un gesto que nos deja una lecci�n de respeto y dignidad, a favor de un nombre y un legado, y de valores sobre los cuales la sociedad ni la familia pueden negociar. La posici�n de los Rivera Damir�n constituye un hecho poco com�n, especialmente cuando median intereses de negocio y susceptibilidades de figuras art�sticas, comunicadores y afines. Una acci�n leg�tima de censura  a una premiaci�n muy desatinada, que ofendi� no solo a la familia y la memoria de la gran artista, sino que a toda alma decente de cualquier pa�s, y que redime la conciencia y el coraz�n de los buenos dominicanos y dominicanas. 

Una premiaci�n solamente debe otorgarla quien tiene altura para ello. Sea en arte, en ciencia, o en otra esfera, ha de tenerse como criterio fundamental la excelencia, siempre  acompa�ada de la ejemplaridad �tica. Jam�s premiarse el logro espurio o fraudulento; sino lo que enaltece los valores humanos, los de nuestra identidad y nuestras tradiciones respetables. Lo menos que debe hacerse con los familiares  de do�a Casandra es pedirles toda excusa. Tambi�n a las muchas  gentes de este pa�s que se sintieron  profundamente ofendidas