POR TOMAS AQUINO MENDEZ
No podemos, ni debemos vivir del pasado. No podemos todo el tiempo a�orar las cosas que se han ido. Sin embargo, tampoco podemos echar por el desaguadero los a�os vivido o las cosas positivas a las que nos acostumbramos.
Debe haber un equilibrio. Lo digo porque a�oro, y como yo, miles de hombres y mueres de mi querido Suroeste, esos tiempos de �diversi�n sin temores�, de visitas nocturnas sin miedo, de enamoramientos alegres y de tragos �sanos� en un bar o una esquina de un pueblo cualquiera de la regi�n.
Recuerdo cuando junto a algunos amigos nos �bamos a Vicente Noble, Canoa, Palo Alto, Pe��n, Uvilla, Galv�n y a otras comunidades a �pasar un rato� y retornar a las doce, una, dos de la ma�ana, entre chercha y chistes, sin temor al asalto, al crimen o al robo que hoy se ha convertido en �el pan nuestro de cada�.
Pero esa �poca tranquila, sin temores y de diversi�n sana parece haber quedado en el pasado. Me asombra escuchar a j�venes menores de 30 a�os hablar del peque�o c�rculo en que deben moverse debido a los temores y la poca protecci�n que perciben. Se quejan de que la polic�a, protectora ciudadana, no act�a en contra de quienes se dedican a delinquir o traficar con drogas a pesar de conocerlos �a todos�.
Es penoso que un joven, hoy, no pueda visitar, como lo hac�amos hace diez a�os, una comunidad pr�xima a la suya y retornar pasadas las seis de la tarde por miedo a la delincuencia o al narcotr�fico. Temen a la oscuridad porque la delincuencia se ha ense�oreado en los pueblos de mi regi�n, donde abundan las quejas por los robos y asaltos a cualquier hora del d�a o la noche, sin que la autoridad policial act�e con la energ�a esperada.
En Canoa, en Galv�n, en Tamayo, en Palo Alto, por ejemplo, se est�n produciendo hechos imposibles de pensar hace solo unos a�os. Nunca, en mis visitas �festivas� a esas comunidades, vi asaltar en plena fiesta, a la luz del d�a, al propietario de un bar o al parroquiano que en un centro de diversi�n se aventura a ir solo hasta uno de los ba�os, cosa que se produce ahora con frecuencia. �Donde est�n las autoridades?... Es una pregunta sin respuesta.
Somos conscientes de que en Canoa, Tamayo, Uvilla, Galv�n, Vicente Noble, en toda la zona, la vida es distinta. La regi�n y el pa�s han cambiado.
Hay cambios para bien y para mal, penosamente en el Suroeste se estan dando muchos cambios para mal y eso es lamentable.
No podemos, ni debemos vivir del pasado. No podemos todo el tiempo a�orar las cosas que se han ido. Sin embargo, tampoco podemos echar por el desaguadero los a�os vivido o las cosas positivas a las que nos acostumbramos.
Debe haber un equilibrio. Lo digo porque a�oro, y como yo, miles de hombres y mueres de mi querido Suroeste, esos tiempos de �diversi�n sin temores�, de visitas nocturnas sin miedo, de enamoramientos alegres y de tragos �sanos� en un bar o una esquina de un pueblo cualquiera de la regi�n.
Recuerdo cuando junto a algunos amigos nos �bamos a Vicente Noble, Canoa, Palo Alto, Pe��n, Uvilla, Galv�n y a otras comunidades a �pasar un rato� y retornar a las doce, una, dos de la ma�ana, entre chercha y chistes, sin temor al asalto, al crimen o al robo que hoy se ha convertido en �el pan nuestro de cada�.
Pero esa �poca tranquila, sin temores y de diversi�n sana parece haber quedado en el pasado. Me asombra escuchar a j�venes menores de 30 a�os hablar del peque�o c�rculo en que deben moverse debido a los temores y la poca protecci�n que perciben. Se quejan de que la polic�a, protectora ciudadana, no act�a en contra de quienes se dedican a delinquir o traficar con drogas a pesar de conocerlos �a todos�.
Es penoso que un joven, hoy, no pueda visitar, como lo hac�amos hace diez a�os, una comunidad pr�xima a la suya y retornar pasadas las seis de la tarde por miedo a la delincuencia o al narcotr�fico. Temen a la oscuridad porque la delincuencia se ha ense�oreado en los pueblos de mi regi�n, donde abundan las quejas por los robos y asaltos a cualquier hora del d�a o la noche, sin que la autoridad policial act�e con la energ�a esperada.
En Canoa, en Galv�n, en Tamayo, en Palo Alto, por ejemplo, se est�n produciendo hechos imposibles de pensar hace solo unos a�os. Nunca, en mis visitas �festivas� a esas comunidades, vi asaltar en plena fiesta, a la luz del d�a, al propietario de un bar o al parroquiano que en un centro de diversi�n se aventura a ir solo hasta uno de los ba�os, cosa que se produce ahora con frecuencia. �Donde est�n las autoridades?... Es una pregunta sin respuesta.
Somos conscientes de que en Canoa, Tamayo, Uvilla, Galv�n, Vicente Noble, en toda la zona, la vida es distinta. La regi�n y el pa�s han cambiado.
Hay cambios para bien y para mal, penosamente en el Suroeste se estan dando muchos cambios para mal y eso es lamentable.