POR JOSE ALCANTARA
Para ECOS DEL SUR.
La insurrecci�n popular del a�o 1965, es el acontecimiento m�s importante acontecido en el siglo XX en suelo dominicano. La patria, agredida por la oligarqu�a criolla y m�s tarde por el Imperio Norteamericano al junto de un grupo de pa�ses agrupados en la organizaci�n de Estados Americanos (OEA) fue defendida con las armas en las manos, por hombres y mujeres convencidos de que �es mejor morir por la patria que vivir sin honor�. Ese s�bado 24 de abril, el pueblo al junto de las tropas militares constitucionalistas, salieron a las calles a reclamar la vuelta a la constitucionalidad y reposici�n del gobierno constitucional, encabezado por el Profesor Juan Bosch.
Esa insurrecci�n popular conocida como �la revoluci�n de abril�, fue un acontecimiento donde las diferentes provincias del pa�s se hicieron presentes con sus mejores hombres y mujeres, para defender al pueblo quisqueyano que estaba siendo agredido por tropas extranjeras, lideradas por los Estados Unidos de Norteam�rica, por orden de su presidente Lindo B Johnson, quien para justificar esta agresi�n, el d�a 28 de abril, el Departamento de Estado de los Estados Unidos comunico que las tropas enviadas a la Republica Dominicana eran para �establecer la restauraci�n de la luz y el orden, garantizar la vida de los Norteamericanos y para evitar en lo posible, el triunfo de los comunitas� termina la cita.
Debo decir que antes de ese hecho, de manera muy conciente, mi abuelo Benjamin Alc�ntara P�rez, que junto a nosotros vivi� siempre en la calle Mella # 50, participaba al junto de Manuel Nolasco (alias Come Az�car), quien resid�a en la calle mella #58 y otros militantes revolucionarios, en conspiraciones contra la dictadura de Trujillo. Ese hombre (mi abuelo), orientaba y llevaba conciencia a toda la familia sobre la necesidad de instaurar en el pa�s un gobierno revolucionario, democr�tico y participativo. No dejo nunca de orientarnos y de guiarnos por el sendero correcto que por siempre deber�amos transitar para lograr una patria libre. Para esos tiempos, el viejo como le dec�an, era miembro del Movimiento Revolucionario Catorce de junio (1J4). y cuando esa organizaci�n paso a ser �L�nea Roja�, mi abuelo llego ha ser miembro de su comit� central.
Fruto de eso, varios miembros de mi familia, participaron aqu� en Barahona en los acontecimientos que se dieron despu�s de la muerte de Trujillo, solicitando encarcelamiento para los trujillistas asesinos y deportaciones para los miembros de la familia del tirano. Todo esto, organizados en las filas del Movimiento Revolucionario 14 de Junio, Partido democr�tico que dirig�a Manolo Tavares justo. Mi familia creci� conciente de que defender la patria de los ofensores internos y externos, es un compromiso de toda la vida
Es as� como llegan los acontecimientos del a�o 1965, que condujeron a la revoluci�n de Abril, donde el pueblo dominicano volvi� a demostrar, como lo hizo en el a�o 1916, con la primera invasi�n Norteamericana, que bajo ninguna circunstancias, nuestro pueblo permitir�a en suelo patrio, botas extranjeras mancillando nuestros s�mbolos.
Tan pronto estallaron los primeros disparos de la Revoluci�n de Abril de 1965, mi t�o, �ngel Leonel Alc�ntara (alias Nenen), que viv�a para ese entonces en la ciudad capital, se integro al movimiento revolucionario y con la armas en las manos, en el puente Duarte defendi� la patria que estaba siendo agredida por malos dominicanos, encabezados por el General El�as Wessin.
El d�a mi�rcoles 28 de ese mismo mes, empezaron a llegar las tropas invasoras agrupados en una mal llamada Fuerza Interamericana de Paz (FIP), e inmediatamente otro de mis t�os llamado Francisco Alc�ntara (alias Frank) preparo sus maletas y escondido de los esbirros y chivatos del momento, se marcho a la ciudad de Santo domingo y como ya lo hab�a hecho anteriormente mi t�o Nenen, se integro al Comando Militar llamado Barahona, en honor a nuestro querido pueblo, y con gallard�a tambi�n se dedico a defender a la Patria de los malditos invasores.
De seis hijos varones procreados por Altagracia Alc�ntara, ya hab�a dos que para el mes de Marzo de 1965, estaban integrado a la defensa de nuestra soberan�a. Ese mismo mes, el d�a viernes 5 espec�ficamente, en horas de la madrugada, sale para el Distrito Nacional, capital de la Republica Dominicana otro miembro de la familia, mi padre Jos� del Carmen Alc�ntara (alias Sil�), quien despu�s de pasar varios retenes de la fuerza militar reaccionaria de El�as Wessin, llego a la zona constitucionalista e inmediatamente lo integraron al comando Barahona.
Quedaron con la Familia, mis t�os Bienvenido, �ngel y Elpidio, que junto con mis abuelos Benjamin y Altagracia (alias �ano), se dedicaron a cuidar a toda la familia, mientras los dem�s se dedicaban a defender a nuestro pueblo de la agresi�n recibida por fuerzas nacionales y extranjera. Tres hijos de mi abuela �a�o, dedicado a la defensa de la patria, en la revoluci�n de abril del a�o 1965. No hubo ninguna madre en el Pa�s que le aportara tres hijos a la revoluci�n del 65. Eso tan solo lo hizo mi abuela, las que nos cr�o, nuestra madre. Se sent�a orgullosa y ese orgullo se lo transmit�a a la familia. Era hermoso o�rla hablar de los acontecimientos en los que participaron sus hijos. Del patio de la Calle Mella #50, salieron m�s de 20 hombres a la ciudad Capital a servirle desde la trinchera a ese acontecimiento hist�rico. Mi t�o Bienvenido Alc�ntara, chofer de carro publico para la �poca, logro entrar a ciudad nueva, pero nunca se quiso quedar en la ciudad amurallada.
Mi padre Jos� del Carmen Alc�ntara (alias Sil�) , quien tenia como oficio el ser Alba�il, tuvo el privilegio en plena revoluci�n, de construir en el cementerio llamado Pante�n Nacional, la ultima morada del hombre rana Elio Capocci, ca�do en combate y llevado a ese venerado lugar por orden del presidente en armas Coronel Francisco Alberto Caama�o. En todos estos meses que conmemoramos este acontecimiento importante para nuestro pa�s, he querido a trav�s de esta l�neas, decirle al mundo la aportaci�n de mi familia a la defensa de la patria m�a, la Rep�blica Dominicana.