POR JUAN TOMAS OLIVERO.
Enviado a ECOS DEL SUR
Enviado a ECOS DEL SUR
El proceso de apertura para muchos de nosotros, constituy� el fin de la era de la disciplina, los m�todos y la doctrina bochista del Partido de la Liberaci�n Dominicana. Pero, lo que menos esper�bamos del PLD y su apertura, es que se convirtiera en madriguera y escondrijo de comportamientos como los que grafica el maestro del ejercicio �tico de la pol�tica, Don Juan, en su cuento Todo un hombre.
Vicente Rosa, Yeyo y Eleodora, son los tres personajes de este cuento que de forma aleg�rica extrapolo al Municipio de Tamayo, tierra de Tato, Roger, Argenis y Hamilson. La familia tat�a, a lo Vicente Rosa, es el terror de Hatico, entre tiros y pescozones imponen el orden morado y hasta sus propios compa�eros han sido agraciados en una que otra asamblea pelede�sta con par de galletones.
Cualquier parecido de lo que hoy acontece en Tamayo con las escenas de este cuento, Todo un Hombre, de Juan Bosch, es pura coincidencia; con la venia de Pepe l�gica, veamos:
�Pero si le preguntaran qu� clase de hombre le parec�a ser Vicente Rosa dir�a que un abusador. Cuando estaban construyendo la carretera de Jima le dieron a Vicente un cargo de capataz y estableci� una casa de juego. Los peones, campesinos ignorantes, muchos de ellos haitianos, perd�an all� el escaso jornal; despu�s ca�an desfallecidos de hambre sobre el camino que constru�an, y Vicente los arreaba a planazos. Un d�a los infelices se negaron a seguir siendo explotados. �Mala idea! Vicente mont� en c�lera y empez� a repartir machetazos. Algunos quisieron defenderse, pero aquel hombre era un torbellino. Abri� cr�neos, tumb� brazos, seguido de los seis o siete amigos que les salen siempre a tales fieras, y entre alaridos de mujeres y de ni�os echaba por tierra los boh�os y les prend�a fuego. Hasta los montes vecinos persigui� a los aterrorizados peones, y despu�s se las arregl� tan bien con la gente del pueblo que hasta presos fueron algunos de los perseguidos.�
El P.L.D tiene su Vicente Rosa en Tamayo, reencarnado en Tato, otrora dirigente de la izquierda radical, hoy alto dirigente del partido que m�s hostig� y neg�, superando en privilegios a dirigentes consagrados como Chachiro, Cecilio y Santos. Con suerte tan parecida a la auyama, la de Tato y su hermano, que perdiendo en su pueblo son premiados con un asiento en el palacio de la Delgado como reconocimiento a su militancia ejemplar.
El pueblo de Tamayo y las iglesias se levantaron un d�a despu�s del domingo de resurrecci�n, el pasado domingo, en protesta por los abusos cometidos por la familia y Tato contra dos j�venes, uno de ellos del P.L.D, que mantienen presos con falsas acusaciones y la complicidad de la polic�a y el ministerio p�blico en Neyba. �Oh, iron�a de la vida!, el hombre que corr�a de la polic�a, refugiado en el Cedee y protegido por quien suscribe esta columna, para evitar ser apresado por su militancia de izquierda, hoy, todo un parapolicial cazando dos j�venes, dando �rdenes a coroneles, chantajeando jueces e intimidando a fiscales, todo en nombre de sus poderes de ser alto dirigente del P.L.D.; qu� verg�enza ha de sentir Juan Bosch.
Con l�tigo en manos don Juan debe reaparecer en el templo morado, echando de all� a m�s de uno, por haber convertido su casa en una cueva de mercaderes, trepadores y oportunistas. Dios te bendiga gran Tato.