Articulo publicado el 31 de enero del 2010
Por David Ramírez
Desde hace mucho tiempo los ciudadanos estamos presenciando el crecimiento desordenado de consorcios de bancas de loterías y apuestas en todas las ciudades del país.
Cada mes aparece un nuevo consorcio de bancas, pero lo más curioso del caso es que los principales dueños de estos negocios de azar son senadores, diputados, síndicos, así como funcionarios o miembros con muchas influencias en el partido del gobierno o de partidos en la oposición.
Según un estimado conservador, unas 15 mil bancas operan ilegalmente y apenas unas 35 mil cumplen todas las normas para operar como franquicias por parte del ente regulador, que es la Lotería Nacional.
Por la falta de regulación clara sobre cómo deben operar estos negocios y los casi inexistentes mecanismos de supervisión, no resulta extraño encontrar en una calle de cualquier ciudad más de diez bancas operando legal o ilegalmente, algunas de ellas funcionando una al lado de la otra.
Se asegura que los dominicanos gastan un promedio de 45 mil millones de pesos al año en juegos de azar, lo cual hace de este vicio un “veneno social” tan dañino en la sociedad como lo es la adicción a las drogas y el alcoholismo. Los juegos de azar son un vicio muy difícil de erradicar.
La proliferación de tantas bancas de loterías y apuestas deportivas sin regulación de ningún tipo, conduce a muchos dominicanos a la práctica compulsiva de los juegos de azar, produciendo en ellos severos daños psicológicos o mentales. Además, los juegos de azar arruinan hogares y llevan a muchos dominicanos al suicidio.
Es lamentable, pero en este país existen más bancas de loterías que escuelas y colegios privados. En el país funcionan tres bancas por cada escuela pública o centro educativo privado, según un informe dado a conocer el año pasado por una respetada firma privada.
En su afán por captar cada vez más público, algunos de estos consorcios de bancas se han dedicado a la tarea de adornar sus vistosos y llamativos locales (tanto en su interior como su exterior), con ilustraciones de personajes de series infantiles muy populares.
Esta publicidad tiene el objetivo de atraer a los grupos más vulnerables de la sociedad, como los niños y adolescentes, para inducirlos al vicio de los juegos de azar.
Piolín, Pedro Picapiedra, Bob Esponja y Patricio, Pucca, Los Simpson y otros personajes infantiles, adornan los locales de muchos de estos consorcios de bancas sin que ningún organismo del Estado contemple sanciones a quienes se dediquen a esta práctica.
Esta situación ha generado conmoción y rechazo en muchos padres porque esta estrategia publicitaria tiene como objetivo corromper las mentes de los niños y adolescentes.
Al presentar sus locales con ilustraciones infantiles, estos consorcios de bancas y apuestas, que funcionan como grupos mafiosos, pretenden expandir sus ganancias con los juegos de azar a costa de la juventud.
Por eso hago un llamado al Administrador de la Lotería Nacional doctor Enrique Martínez y al Director del Ministerio de Interior y Policía el doctor Franklin Almeyda, para que inicien de inmediato una campaña nacional para retirar los letreros con ilustraciones infantiles en esos negocios, además, establecer mayor control para que estos “banqueros” no vuelvan a reincidir en esa maliciosa práctica.
Es más, propongo a nuestros legisladores un proyecto de ley (si es que no existe aún), que prohíba a estos negocios ilustraciones infantiles en sus locales, conllevando multa y prisión a quienes infrinjan las normas y si es posible, la clausura definitiva del establecimiento del reincidente.