Por: Alejandro Santana.
Desde hace ya algún tiempo, estamos viendo la gran cantidad de niños haitianos que no solo se la buscan pidiendo en las calles de las arterias comerciales de esta ciudad, sino que se ha hecho costumbre verlos durmiendo tanto de día como en las noches en las aceras de los diferentes negocios.
Y eso transcurre sin que ninguna autoridad se motive en aplicar los correctivos en tal sentido, porque aunque sean haitianos, son seres humanos y por mas niños que pudieran recogerse y ser enviado a algún centro de acogida y que reciban el pan de la enseñanza y se les de de comer.
La migración haitiana en nuestro país es una realidad y esto ha cambiado las costumbres de nuestra gente, ya no escuchamos palabras como “la marchante”, que usaban nuestras venduteras, se han cambiado por expresiones como “comaì”.
Ya no son nuestros niños que deambulan por las calles, son los hijos de haitianos residentes en el país mayormente ilegales y no se hace nada, ya no son nuestros obreros los que laboran en las construcciones, ya son obreros haitianos.
La realidad haitiana ha empujado para esta parte de la isla, esa migración de necesitados que apelando a la ley de la sobre vivencia han venido a sobrevivir en esta parte y como el que necesita sobrevivir oferta su mano de obra mas barata, pues son usados.
Nuestros barrios periféricos, son verdaderas colonias de esos extranjeros asentados aquí sin ningún control y las estadísticas dicen que son un “paqueton” y es razonable porque si los dominicanos aún somos un “montón”, no se puede esperar que ellos sean contados.
La necesidad del pueblo haitiano y la falta de control en nuestra frontera han originado la presencia haitiana, incluyendo esos niños que se han convertido en nuestros pedigüeños sin que a ninguna autoridad le importe.
Seria bueno que nuestras autoridades se sienten ha hablar con las autoridades de ese vecino país y se le busque la solución a esa migración descontrolada que por ilegal acrecenta nuestros problemas de pobreza.
O quizás, “digo yo”, hacer que esos activistas haitianos que tanto nos denotan en escenarios extranjeros se dediquen a luchar por cambiar la realidad de esos niños desamparados.
Y pudieran hacerlo porque los niños son el futuro de cualquier país y hay que dedicarse a educarlo si es que quiere que los actuales patrones de conducta se cambien para bien