Esta es la quinta derrota consecutiva del PRD. Perdió en las presidenciales de 2004, en las congresuales y municipales de 2006, en las presidenciales de 2008, en las congresuales y municipales de 2010 y en las presidenciales del pasado domingo, 20 de mayo.
"Estamos analizando la situación, yo tengo la paciencia, soy respetuoso de la democracia y practico la democracia", dijo a la emisora Z-101 el expresidente y candidato presidencial Hipólito Mejía, quien ayer asumió el papel de "líder de la oposición" tras denunciar la manipulación de los resultados y el abuso de los recursos del Estado en favor del oficialismo.
Mejía obtuvo el 46,95 % de los votos frente al candidato del PLD, Danilo Medina, quien alcanzó el 51,21 % y será el sucesor del presidente Leonel Fernández.
El expresidente no fue más allá en sus declaraciones, aparte de criticar a la Junta Central Electoral (JCE) y a Fernández por su papel en el proceso electoral, que consideró "un irrespeto a la dignidad de los hombres", y de llamar "delincuente" al senador oficialista Félix Bautista, blanco de las acusaciones de corrupción del PRD al Gobierno.
Vargas se encuentra hoy en el ojo del huracán tras la derrota y diputados de su formación, como Cristian Encarnación, denunciaron "la actitud inconsecuente y traidora" que tuvo
Pero aunque Mejía no profundizó sobre la situación postelectoral, muchos en el PRD exigen ya que el presidente del partido, Miguel Vargas Maldonado, deje la dirección o sea destituido por su falta de apoyo a Mejía desde que fue elegido candidato a la Presidencia y, en particular, durante la campaña electoral.
Vargas se encuentra hoy en el ojo del huracán tras la derrota y diputados de su formación, como Cristian Encarnación, denunciaron "la actitud inconsecuente y traidora" que tuvo.
Por su lado, su colega y compañera de partido Esther Minyetti señaló que si estuviera en su mano expulsaría a Vargas del PRD porque, en su opinión, "ya no es perredeísta y no debe ser presidente del partido, por alta traición".
Frente a esta posición, otros diputados, como Héctor Feliz, afín al presidente del partido, consideraron que el control de la formación debe articularse por medio de los organismos institucionales, para que éstos devuelvan "el orden".
Vargas, por su lado, se pronunció sobre el papel del PRD poco después de que Hipólito Mejía se declarara líder de la oposición y manifestó que, superado el proceso electoral, esa fuerza está dispuesta a hacer una firme y responsable oposición al nuevo Gobierno.
Para la socióloga dominicana y profesora de la Temple University (EE.UU.) Rosario Espinal, Vargas se equivocó "totalmente" al no secundar la campaña de Mejía y ahora tiene una posición complicada.
Con su actitud, dijo Espinal en declaraciones a Efe, "rechazó no solo a Hipólito Mejía, sino al partido, porque la mayoría de los dirigentes se unieron" al expresidente cuando fue elegido candidato a la Presidencia.
La politóloga advierte en el comportamiento de Vargas "dos grandes errores que le podrían costar su futuro político", uno de ellos, precisamente, no unirse a la campaña de Mejía, ya que si lo hubiera hecho, hoy podría ser "el heredero" y en caso de victoria del candidato del PRD, se habría beneficiado de ello.
El otro error de Vargas, para Espinal, fue el pacto que firmó con el presidente dominicano, Leonel Fernández, para la reforma constitucional, lo que permitió "rehabilitar" a éste y también a Mejía al permitirles repostularse como candidatos a la Presidencia.
La situación de este político ahora es "muy difícil" porque, aunque tenga la dirección nominal del partido, no habrá elecciones hasta dentro de cuatro años y "no va a dirigir una oposición inteligente", ya que su liderazgo siempre fue "muy precario".
La académica considera también que el PRD está en una "situación delicada" tras las elecciones y sus dirigentes tienen ante sí el "desafío" de cómo mantener la formación durante los próximos cuatro años.
"Una vez que sobrepasen el enunciado de las razones de porqué no ganaron (los dirigentes del PRD) deben mirar hacia adentro y buscar" los motivos de la derrota.
