
Médicos de un hospital de Newcastle (Inglaterra) lo colocaron en una bolsa fría durante cuatro días para bajarle el ritmo cardiaco.
Un bebé inglés de pocos meses de vida permaneció congelado durante cuatro días en un hospital de Newcastle. Este procedimiento permitió que el ritmo cardiaco del pequeño descendiera tras sufrir una taquicardia ectópica, que le sobrevino después de ser operado por un defecto congénito en su corazón.
Los médicos del Freeman Hospital decidieron enfriar el cuerpo de Finley Burton, de 16 semanas de nacido, hasta los 33,4 ºC -la temperatura normal de un bebé es 37 ºC- para estabilizar su corazón y proteger los demás órganos vitales.
“Fue como si él fuese de cera, estaba muy frío, no parecía real”, contó Donna Link Emery, madre de Finley. El proceso implicó introducir el cuerpo del pequeño en una “bolsa fría” a la que se bombeaba aire para mantener baja la temperatura corporal del niño, que solo vestía un pañal.
Finley fue sometido previamente a una operación para bloquear un orificio grande en su arteria aorta. Este problema obligaba al corazón del bebé a trabajar a 200 latidos por minuto, por lo que quedaba sin aliento y estaba demasiado cansado para comer adecuadamente