El Gobierno rápidamente atribuyó la agresión al canal Al-Ikhbariya, ubicado a 35 kilómetros al suroeste de Damasco, a terroristas y dijo que habían cometido una “masacre”.
Un fotógrafo de la agencia AP reportó que los atacantes derrumbaron cinco estructuras portátiles que eran usadas como oficinas y estudios. También había sangre en el piso, muebles de madera ardían en llamas y algunos muros tenían hoyos de bala.
El ministro de Información, Omran al-Zoebi, sostuvo que este suceso fue “una masacre contra la libertad de prensa”. Más tarde, alegó que el ataque fue cometido por terroristas, como el gobierno define a los rebeldes.
Al-Ikhbariya es una empresa privada que apoya con fuerza al régimen de Assad. Los periodistas oficialistas han sido atacados en varias ocasiones durante el levantamiento de 15 meses contra el gobierno.
