Por Jose Antonio Matos Peña, Los habitantes de los alrededores de la cuenca del lago Enriquillo, y toda la región Enriquillo, somos testigos de excepción de la gran calamidad que vive todo el conglomerado, producto, además, del deterioro económico general, y de la crecida de los Azuei y Enriquillo, sobre todo este último.
Hemos visto, llegar a la zona, todo un gobierno, cargado de helicópteros, Jeepetas y muchas promesas, pasados más de dos años , de parte de ellas, ¡Y..!, como dicen los agricultores, no han mudado una vaca.
Vemos además, que cuando el tema se calienta, se hace un aparataje vehicular, desmonte de terrenos, y al final, como que se desvanecen, y tenemos que contemplar, como el Enriquillo, crece y crece, contando al la fecha más reciente, 26-10-2011, con una crecida total en el año presente, 143 centímetros vertical y 26 centímetros en los últimos 30 días, esto, sin lluvias importantes, en los mismos días.
Los caudales de aguas que debían llegar a la Bahía de Neiba y que en vez de eso, vienen al Enriquillo, desde hace más de 7 años, son los principales responsables de esa calamidades, y su exceso, en estos momentos, que son menores, tienen incomunicadas las provincias Independencia y Bahoruco, por el puente de Hierro, entre la Colonia y Neiba, desde hace más de doce días.
Esta nueva calamidad, representa un duro golpe al la economía de toda la zona, y por tanto, ente empobrecedor de esta flagelada zona, que no resiste más descuido y desdén, y su origen, viene de la reparación de llamado, rotura del Canal Cristóbal, en el kilómetro 17 de la carretera Duvergé-Cabral, que al traer mucha agua de la laguna Rincón, sobrepasa la capacidad, interrumpiendo el citado tránsito.
El estado Dominicano, no da respuesta a la vuelta de las aguas a la Bahía de Neiba, y a cuenta gotas trabaja en la supuesta reubicación de parte de los damnificados, por lo tanto, nuestra solución viene, a la velocidad de un suero de miel de avejas.
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