Algunos esperan que se cambien las políticas económicas que hacen más ricos a los ricos y empobrecen más a los que nada tienen.
Menos violencia y delincuencia, más y mejores empleos, inversión en educación, igualdad social, están entre los deseos de jóvenes y adultos de la clase media consultados ayer en torno a sus deseos para el año 2012 que inicia este domingo. Otros esperan que haya más solidaridad y que el amor al prójimo sea una práctica más cotidiana, pues a juicio de algunos encuestados entre los dominicanos esto se ha ido perdiendo. Un deseo extendido entre la mayoría de los consultados es que el 2012 sea un año nuevo de paz y prosperidad.
Menos violencia y delincuencia, más y mejores empleos, inversión en educación, igualdad social, están entre los deseos de jóvenes y adultos de la clase media consultados ayer en torno a sus deseos para el año 2012 que inicia este domingo.
Otros esperan que haya más solidaridad y que el amor al prójimo sea una práctica más cotidiana, pues a juicio de algunos encuestados entre los dominicanos esto se ha ido perdiendo.
Un deseo extendido entre la mayoría de los consultados es que el 2012 sea un año nuevo de paz y prosperidad. Sin embargo, estimaron que para lograrlo hay que invertir más en educación, crear fuentes de empleos y que quienes dirigen la nación piensen más en los que menos tienen.
La mayoría de los hombres y mujeres encuestados considera que el año que comienza este domingo sería peor que el que termina, si quienes gobiernan no cambian las políticas económicas que hace más rico a los ricos y empobrece más a los que nada tienen.
Hubo algunos que desearon un cambio de Gobierno que venga con nuevas políticas que beneficien a las mayorías.
El deseo para 2012 de Nancy Aquino, sierva de Cristo, es que reine la armonía y la paz entre todos los dominicanos, ya que últimamente la vida no vale nada y hacerle daño al prójimo se ha convertido en una práctica.
Aspira a que se fortalezca la familia, como núcleo central de la sociedad, ya que de ahí depende que disminuya la violencia y la inseguridad que se percibe por todas partes.
De su lado, Samuel Plasencia confía en la recuperación de los valores y que mejore la educación, porque de ellos depende el rumbo de la nación dominicana.
Rosa Lara aspira a que el país mejores las condiciones económicas el próximo año, porque de lo contrario no ve expectativas para los jóvenes.
Mientras Wilkin De Oleo desea un país más próspero en lo económico, social y educativo, con lo que se combatiría la inseguridad que azota a la nación.
Yudelka Morel confía en que para 2012 haya armonía y prosperidad entre los dominicanos, pero considera que para lograrlos hay que generar más empleos y mejorar la educación.
En cambio, Ana Rodríguez, aspira a cambios profundos el próximo año, lo que debe producirse con mayor inversión en educación, así como generando fuentes de trabajo para que miles de jóvenes se ganen el sustento suyo y de sus familias.
Máximo Bernard desea para 2012 que se cumplan las leyes, mejore la justicia, la educación y disminuya la corrupción por donde cree que se pierden muchos recursos.
Igualdad social. El joven Alberto Rojas manifestó que sus deseos de Año Nuevo son que baje la criminalidad y mayores fuentes de empleos, pero sobre todo una mayor igualdad social que entiende es uno de los retos más pendiente para este país.
Solidaridad. El principal deseo de Rocío Polanco Contreras es que haya personas con “mejor corazón”, es decir, más solidaridad y de ayudar a aquellos que lo necesitan.
Polanco es miembro de un voluntariado para ayudar a personas víctimas de quemaduras que son atendidas en la Unidad de Quemados del Hospital Luis Eduardo Aybar. Ayer buscaba cooperación entre los consumidores de una exclusiva respostería del centro de la Capital para el tratamiento de una joven quemada con la sustancia conocida como “Ácido del Diablo”.
La mayoría de los visitantes se mostraban molestos con la solicitud de ayuda de Polanco. Es por esto que el deseo de Polanco para el 2012 es que el dominicano sea más solidario y aplique más el sentido del cristianismo.
Por Juan Ramírez y Odalís Mejía
