Decenas de jóvenes son vistos en largas filas en busca de un empleo en el parque de zona franca de aquí.
Por Benny Rodríguez.
Villa Central, Barahona.- El parque industrial de esa ciudad que hace algunos años operó con mucha intensidad vuelve con sus operaciones en la zona franca industrial, lo que renace la esperanza en muchos jóvenes ante la posibilidad de conseguir un empleo para mejorar sus condiciones de vida.
Con ese propósito sus ejecutivos han convocado a jóvenes interesados en formar parte de las naves que opera en el parque industrial local, la empresa The Will – bes Dominicana, de capital coreano, a acudir a las entrevistas de trabajo que se llevan a cabo de lunes a viernes en horario de 8 de la mañana a 3 de la tarde.
Decenas de jóvenes son vistos en largas filas en busca de un empleo en el parque de zona franca de aquí, que funciona en este distrito municipal, con lo que se espera se dinamice la economía de la zona.
Además de la entrevista que realizan, sus ejecutivos anotan sus nombres, direcciones y teléfonos, a los que dicen llamaran en unas dos semanas cuando inicien de manera definitiva las operaciones en las naves industriales que se dedican a la confección de textiles para la exportación.
Se recuerda que la zona franca industrial de esta ciudad redujo sus operaciones a su mínima expresión, operando sólo una nave de confección de tela y tintado, llevándola hasta el vecino Haití, pero la producción en el cercano país colapsaron a raíz del terremoto del 12 de enero de 2010, que azotó a esa nación, dejando un saldo de más de 250 mil muertos y enormes pérdidas materiales del que, a dos años, los haitianos no logran reponerse, mientras el liderazgo está envuelta en discusiones estériles que en nada beneficia a sus ciudadanos.
Luego, de prácticamente cerradas las operaciones por parte de la empresa textil coreana, en esta ciudad la cifra de desempleados aumentó de forma dramática y con ello el motoconcho, así como una gran cantidad de robos y atracos.
Por lo que, la noticia de que nuevamente la empresa The Will – bes Dominicana, trae alegría entre personas jóvenes de esta ciudad que buscan la manera de dejar de formar parte del gran ejército de desocupados que existe en esta provincia, así como en la Región Enriquillo, con lo que trataran de cambiar su vida y la de los suyos.
Se recuerda, que la empresa de capital extranjero, tiene pendiente una demanda por daños, que las aguas que emanan del parque industrial hacen al litoral costero – marino, ubicado en la Bahía de Neyba, de la que, incluso, se acusa a la embajada del país asiático de intromisión en las decisiones de la justicia dominicana.
Principal pulmón económico
En la región recuerdan con añoranza cuando el ingenio Barahona operaba en manos del Estado, hoy administrado por el grupo Campoyo, de capital guatemalteco, así como empresarios dominicanos, en que el central azucarero local era considerado como el principal pulmón económico de la Región Enriquillo.
Sin embargo, tras la capitalización de las empresas del Estado, ocurrido en el primer gobierno del PLD, encabezado por Leonel Fernández, cientos de obreros pasaron a formar fila en el ejército de desocupados de la zona, así como las lamentaciones de más de 50 mil que se ganaban la vida de forma indirecta.
Los nuevos dueños del ingenio Barahona, hoy llamado, Consorcio Azucarero Central (CAC), obtienen pingues beneficios con sus operaciones en el central local, pero la riqueza que los empresarios logran amasar, que luego se esfuma del país, no se observa en el resto de la población, sobre todo, en comunidades de la zona cañera en donde la miseria convive con las familias que ven discurrir el tiempo sin esperanzas.
Mientras se añoran esos años en que el ingenio que posee las mejores tierra para la caña de azúcar, con un excelente sistema de regadío, así como un sistema económico, rápido y barato para transportar la caña para convertirla en azúcar, los hombres y mujeres de aquí, tienen la esperanza de que los nuevos dueños del ingenio azucarero local asuman un mayor nivel de responsabilidad social empresarial en las comunidades cañeras, a la que sólo se le observa miseria, tristeza y desolación, desde que asumieron su administración.
