POR DAVID RAMIREZ.
Siendo el Grupo Carolina una de las dos empresas procesadoras de pollos m�s grandes del pa�s, resulta parad�jico que sus restaurantes, bajo la marca �Pollo Rey�, est�n siendo cerrados en todo el territorio nacional.
Primero fue su local en Santo Domingo y ahora le toc� el turno al parador Ban� o Pollo Rey ubicado en la entrada de esa provincia sure�a.
En nuestro pa�s todas las clases sociales consumen pollo en cantidades significativas por ser la carne m�s barata del mercado. De acuerdo con todas las encuestas que ha realizado el Banco Central, una alta cantidad de ese consumo corresponde a la venta de pollos fritos.
Desde hace un par de d�cadas asistimos a un cambio en los gustos y preferencias del consumidor dominicano. Uno de los m�s llamativos es el que afecta al mercado de comida r�pida debido a la presencia cada vez mayor de Pica pollos o Expresos Chinos sin ning�n tipo de regulaci�n del Estado, situaci�n que est� llevando al cierre a muchos negocios criollos legalmente establecidos.
Gracias a sus bajos costos operativos, estos establecimientos chinos ofrecen al consumidor pollos fritos m�s barato que la competencia y en grandes cantidades. Un esquema mercadol�gico que los ayuda a posicionarse en la preferencia de los consumidores, principalmente entre la clase obrera.
Algunas fuentes apuntan a que existen alrededor 700 restaurantes chinos en todo el pa�s dedicados a la venta de pollo fritos, platos t�picos y asi�ticos.
Lamentablemente de esa cantidad, s�lo en una proporci�n insignificantela DGII ha instalado impresoras fiscales o asignado N�meros de Comprobantes Fiscales (NCF) para transparentar su gesti�n, contrario a lo que sucede con reconocidas empresas locales y franquicias extranjeras.
Otro punto a su favor es que la mayor�a de los pica pollos chinos no utilizan personal fijo para la preparaci�n de los alimentos y atender a los clientes. Para disminuir costos laborales, s�lo contratan su personal por tres meses con el objetivo de no pagar prestaciones, vacaciones, seguro y otros beneficios que gozan los trabajadores.
Otros pica pollos chinos van m�s lejos, contratan mano de obra ilegal haitiana, lo cual constituye un peligro sanitario y una franca violaci�n a las leyes laborales y migratorias.
Es cierto que en el mercado debe primar la oferta y la demanda, pero bajo este esquema de negocio tan desleal es poco probable que firmas nacionales y extranjeras como Pollo Rey, Victorina o FKC (que tienen excelentes est�ndares de calidad e higiene), sobrevivan a largo plazo en el mercado de comida r�pida.
Por el momento la desigualdad competitiva beneficia al consumidor, pero perjudica al Estado, a los inversionistas y degrada el mercado laboral.
Estas pr�cticas anticompetitivas de los pica pollos chinos nunca ser�n saludables para el mercado de comida r�pida, por lo que se hace necesario que el Estado intervenga para que todos los que participan en el negocio operen de forma igualitaria, sin discriminaci�n o conductas prohibidas y respetando los derechos del consumidor.
De seguir esta situaci�n ning�n inversionista querr� incursionar en este mercado y los que a�n permanecen pronto cerrar�n las puertas de sus establecimientos.
Es cuesti�n de tiempo
Siendo el Grupo Carolina una de las dos empresas procesadoras de pollos m�s grandes del pa�s, resulta parad�jico que sus restaurantes, bajo la marca �Pollo Rey�, est�n siendo cerrados en todo el territorio nacional.
Primero fue su local en Santo Domingo y ahora le toc� el turno al parador Ban� o Pollo Rey ubicado en la entrada de esa provincia sure�a.
En nuestro pa�s todas las clases sociales consumen pollo en cantidades significativas por ser la carne m�s barata del mercado. De acuerdo con todas las encuestas que ha realizado el Banco Central, una alta cantidad de ese consumo corresponde a la venta de pollos fritos.
Desde hace un par de d�cadas asistimos a un cambio en los gustos y preferencias del consumidor dominicano. Uno de los m�s llamativos es el que afecta al mercado de comida r�pida debido a la presencia cada vez mayor de Pica pollos o Expresos Chinos sin ning�n tipo de regulaci�n del Estado, situaci�n que est� llevando al cierre a muchos negocios criollos legalmente establecidos.
Gracias a sus bajos costos operativos, estos establecimientos chinos ofrecen al consumidor pollos fritos m�s barato que la competencia y en grandes cantidades. Un esquema mercadol�gico que los ayuda a posicionarse en la preferencia de los consumidores, principalmente entre la clase obrera.
Algunas fuentes apuntan a que existen alrededor 700 restaurantes chinos en todo el pa�s dedicados a la venta de pollo fritos, platos t�picos y asi�ticos.
Lamentablemente de esa cantidad, s�lo en una proporci�n insignificante
Otro punto a su favor es que la mayor�a de los pica pollos chinos no utilizan personal fijo para la preparaci�n de los alimentos y atender a los clientes. Para disminuir costos laborales, s�lo contratan su personal por tres meses con el objetivo de no pagar prestaciones, vacaciones, seguro y otros beneficios que gozan los trabajadores.
Otros pica pollos chinos van m�s lejos, contratan mano de obra ilegal haitiana, lo cual constituye un peligro sanitario y una franca violaci�n a las leyes laborales y migratorias.
Es cierto que en el mercado debe primar la oferta y la demanda, pero bajo este esquema de negocio tan desleal es poco probable que firmas nacionales y extranjeras como Pollo Rey, Victorina o FKC (que tienen excelentes est�ndares de calidad e higiene), sobrevivan a largo plazo en el mercado de comida r�pida.
Por el momento la desigualdad competitiva beneficia al consumidor, pero perjudica al Estado, a los inversionistas y degrada el mercado laboral.
Estas pr�cticas anticompetitivas de los pica pollos chinos nunca ser�n saludables para el mercado de comida r�pida, por lo que se hace necesario que el Estado intervenga para que todos los que participan en el negocio operen de forma igualitaria, sin discriminaci�n o conductas prohibidas y respetando los derechos del consumidor.
De seguir esta situaci�n ning�n inversionista querr� incursionar en este mercado y los que a�n permanecen pronto cerrar�n las puertas de sus establecimientos.
Es cuesti�n de tiempo