Mark Chesney es un jóven de 28 años del pueblo de Billingham, Inglaterra que luego de luego de robar objetos de una casa, dejó la bolsa que las contenía a medio ocultar en un terreno baldío cercano, y la cubrió con su chaqueta.
Lo que Chesney no tuvo en cuenta fue que dentro de su abrigo se había dejado una receta médica a su nombre, un recibo y una tarjeta para contactarlo en su teléfono móvil.
Una vez detenido, el ladrón confesó a la policía que él sólo había encontrado la bolsa con los ítem robados valuados en 1.600 libras tirada en la calle, y para que otros no se la lleven, dejó su campera cubriéndola,y así regresar por ella más tarde. Cuando el muchacho retornó al lugar, las cosas ya no estaban y un vecino ya había hecho la denuncia a la policía.
A pesar de la evidencia y sus huellas digitales en el lugar del robo, Chesney insistió en su inocencia.