La paz en Libia todavía está lejos de llegar; Gadafistas conquistan Bani Wallid - Barahoneros

jueves, 26 de enero de 2012

La paz en Libia todavía está lejos de llegar; Gadafistas conquistan Bani Wallid


La paz prometida por el Consejo Nacional de Transición (CNT) y la Organización del Tratado para el Atlántico Norte (Otan), está muy lejos de asentarse en Libia.

En los últimos días, los enfrentamientos armados internos, la posible toma de la ciudad de Bani Walid por parte de fuerzas gaddafistas y las diferencias en el gobierno de transición muestran un panorama que ya se vivió en Afganistán e Irak: a la invasión militar de Estados Unidos y sus aliados, sobrevino la inestabilidad política y social.

A esto se suma la denuncia realizada por la agencia de noticias PressTV, sobre el desembarco en la localidad portuaria de Brega de 12 mil soldados enviados por Washington.

Durante los ocho meses que duraron los bombardeos masivos sobre Libia, tanto el gobierno de Muammar Al Gaddafi como investigaciones periodísticas revelaron la presencia de agentes de la inteligencia británica y francesa, como así también mercenarios europeos y de Al Qaeda, hechos obviados por el Consejo de Seguridad de la ONU y enmascarados por las potencias que encabezaron la guerra de agresión.

Aunque el gobierno interino libio negó que en Bani Walid las fuerzas gaddafistas tuvieran el control, el ministro de Interior Fawzi Abdelali reconoció que en la ciudad existen "problemas internos".

Meses atrás, el CNT intentó calmar las aguas y llamó a los mercenarios que derrocaron a Gaddafi a deponer las armas, un problema creciente en la Libia actual, debido a la fuerte presencia de armamento entre la población civil.

En Bani Walid al menos cinco milicianos procoloniales murieron y las cadenas de noticias internacionales indicaron que la ciudad está tomada por los seguidores del líder libio, asesinado en octubre pasado.

El lunes también se registraron choques armados en Trípoli, capital del país, y en Benghazi, localidad que fue el epicentro de la protestas contra Gaddafi y posterior bastión de los grupos opositores.

El propio titular del CNT, Mustafa Abdul Jalil, advirtió que el país se encuentra en un "agujero sin fondo" y alertó que se puede desatar una guerra interna.

Por su parte, Abdel Hafiz Ghoga, vicepresidente del Consejo nacional de Transición, renunció a su cargo el fin de semana, luego de vivir en carne propia el rechazo de la población de Benghazi.

El ex funcionario reconoció que en la actualidad no se puede lograr un consenso en la nación.

Ghoga fue acusado por el fundador del Partido Justicia y Democracia, Hadi Shalluf, de querer robar los logros del actual proceso y de retrasar las reformas prometidas por el CNT.

Hasta el momento, en Libia la dirección del país sigue en una nebulosa, donde el Consejo Nacional de Transición mantiene el poder, aunque exista un gobierno de transición que supuestamente iba a poner en funcionamiento las reformas.

Mientras esta situación se recrudece, y tiene escasa repercusión en los grandes medios internacionales, pocos hablan de investigar los asesinatos de civiles cometidos por el CNT y la Otan, o preguntarse sobre el futuro del petroleo libio y su destino.

La OTAN descarta volver a Libia a pesar de la caída de Bani Wallid

El secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, ha dejado claro este jueves que la Alianza no tiene intención de regresar a Libia después de que presuntas fuerzas locales que no apoyan al Gobierno de Transición Nacional libio recuperaran el control de la localidad de Bani Wallid, antiguo bastión de las fuerzas gadafistas.

"Terminamos la operación el 31 de octubre del año pasado. Evaluamos claramente que habíamos hecho nuestro trabajo y que lo hicimos con éxito. Por este motivo, no tenemos ninguna intención de volver. Nuestra misión ha terminado", ha zanjado el danés en su primera rueda de prensa de este año, preguntado por la posibilidad de una nueva intervención aliada en Libia.

Así se ha pronunciado Rasmussen después de que el Gobierno de Libia haya reconocido la administración creada en la ciudad de Bani Walid tras un levantamiento armado protagonizado por la población local, algo que da una idea del poder que siguen reteniendo las tribus locales y la debilidad del Consejo Nacional de Transición (CNT) para controlar algunos enclaves del país.

Rasmussen ha defendido que los aliados llevaron a cabo una misión con "elevada eficacia" bajo el mandato de la ONU y con "un fuerte apoyo político y operativo" de países de la región como Qatar y Emiratos Arabes Unidos para "proteger a la población civil de los ataques del entonces Gobierno" de Muamar Gadafi en Libia. "Llevamos a cabo nuestra operación con mucho éxito. Protegimos a la población civil y salvamos miles de vidas", ha recalcado.

"Me gustaría hacer hincapié en que terminamos nuestra misión en Libia el 31 de octubre del año pasado. No tenemos ninguna intención de volver. Operamos en base a un mandato de la ONU y las disposiciones en base a las que conducimos nuestra operación ya no están en vigor. La respuesta rápida es que no estamos presentes en Libia y no tenemos intención de volver", ha apostillado.

El secretario general de la OTAN también ha reconocido la "preocupación" de los aliados por las amenazas de Teherán de cerrar el tráfico en el estrecho de Ormuz, clave para el flujo de petróleo, pero ha insistido en que la Alianza como organización "no está implicada en la cuestión de Irán".

"Seguimos la situación de cerca. Algunas declaraciones de líderes iraníes son un motivo de preocupación e insto al liderazgo iraní a cumplir sus compromisos internacionales, incluido para poner fin a su programa de enriquecimiento y garantizar la libre navegación por el estrecho de Ormuz", ha explicado.

Rasmussen ya rechazó la semana pasada la posibilidad de que la OTAN impulsara una acción armada en caso de que Irán cierre el estrecho de Ormuz en respuesta al embargo al crudo iraní aprobado por Estados Unidos y la UE.

"Me gustaría insistir en que la OTAN no tiene planes de intervenir", zanjó el danés la semana pasada en una comparecencia ante la prensa con el ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmet Davituglu, tras un encuentro en la sede aliada.

La ONU alerta del riesgo del descontrol de las milicias en Libia

Tres meses después de la caída de Muamar al Gadafi, la inestabilidad política hace cada vez más difícil la construcción de la nueva Libia. La dificultad del gobierno provisional de imponer su autoridad en todo el país y las sospechas de que los abusos y las violaciones de los derechos humanos hayan sobrevivido a la dictadura siembran dudas sobre la capacidad de las autoridades de pilotar la transición.

La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Navi Pillay, manifestó este miércoles al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas su preocupación por la situación de miles de prisioneros, unos 8.000, en su mayoría leales del régimen de Gadafi e inmigrantes de origen sub-sahariano, detenidos durante la guerra civil por las milicias revolucionarias. “La falta de control por parte de las autoridades centrales crean un ambiente propicio para la tortura y los malos tratos”, afirmó Pillay.

La comisionada alertó sobre las denuncias de casos de tortura en centros de detención secretos en manos de milicianos fuera del control del Consejo Nacional de Transición. Los mismos grupos que están detrás de los recientes episodios de violencias en Trípoli, Bengasi y Bani Walid. En esta última ciudad, exbastión gadafista en la provincia occidental de Misrata, cinco personas murieron entre el lunes y el martes en violentos enfrentamientos entre grupos armados.