
El hallazgo de oro y dinero en la residencia del ex líder libio provocó un enfrentamiento entre dos milicias en Trípoli
Dos milicias libias se enfrentaron hoy a tiros en Trípoli tras el hallazgo de oro y dinero en un túnel situado bajo la residencia-cuartel de Bab al Azizia, en Trípoli, donde vivía el difunto coronel Muammar Gaddafi, informó una fuente de la oficina de prensa del Ministerio de Interior.
En los enfrentamientos, que se prolongaron durante varias horas, al menos dos milicianos resultaron heridos de gravedad.
Al parece todo ocurrió cuando la brigada Al Saika, de la ciudad de Ziltan, situada al este de la capital, halló un túnel bajo el antiguo palacio de Gaddafi del que no se había tenido noticia hasta ahora y en él encontró una cantidad indeterminada de oro y euros, según la fuente.
Tras conocerse la noticia, la brigada tripolitana Sidi Jalifa se acercó al lugar para comprobar la información.
Al llegar, comenzó una discusión entre ambos grupos que desembocó en un tiroteo.
Hasta el momento, se desconoce la cantidad de oro y dinero hallado en el lugar y la razón que motivó el tiroteo.
El complejo de Bab Al Aziziya fue una de las últimas plazas gaddafistas de Trípoli que cayeron en manos de los rebeldes cuando estos entraron en la capital, el 20 de agosto pasado.
Tras ocho meses de conflicto armado, las autoridades no han conseguido desmilitarizar a la población ni integrar a las milicias que lucharon contra las fuerzas del antiguo régimen, lo que ha provocado en numerosas ocasiones enfrentamientos que han terminado en tiroteos.
¿Cómo desarmar a las milicias?
Acabar con la presencia de hombres armados, equipados con lanza misiles y metralletas de gran calibre cargadas sobre furgonetas, una escena harto típica del paisaje del país magrebí durante el último año, es una de los principales desafíos a los que se enfrenta el nuevo jefe de Estado-Mayor del ejército, Youssef el-Mangoush. Al no poder desarmar a los milicianos por la fuerza, el-Mangoush ha puesto en marcha, el pasado 10 de enero, un ambicioso plan de reinserción de combatientes. Entre otras medidas, se ha previsto que parte de estos efectivos integren los ministerios de Defensa e Interior, con un salario mínimo de unos 600 dinares (370 euros). Para aquellos que quieren volver a la vida civil, las autoridades pondrán en marcha ayudas para que los guerrilleros puedan continuar los estudios allí donde los han dejado o incluso para la financiación de proyectos. El objetivo último de estas medidas no es otro que desarmar a las milicias y, poco a poco, recuperar la ingente cantidad de armas aún en circulación en el Estado magrebí.
La nominación de el-Mangoush el pasado 3 de enero a la cabeza de la institución militar no ha estado exenta de polémica, a pesar de contar con la bendición del primer ministro, Abderrahim el-Kib, y del presidente del CNT, Mustapha Abdeljalil. El mismo día de la nominación en un violento enfrentamiento entre miliciaciones de Misrata y Trípoli en la propia capital resultaban muertas cuatro personas, según el balance establecido por el jefe del Consejo Militar de Trípoli, el ex yihadista Abdelhakim Belhaj. Este tipo de incidentes son una constante desde el fin de la guerra, provocando un incesante goteo de muertos y una patente inseguridad. “Tenemos la sensación de que el Gobierno no controla absolutamente nada y que son estos milicianos los auténticos señores del país“, confiesa un anónimo comerciante de Trípoli de origen tuareg.
Controvertida nominación
El día después de la nominación de el-Mangoush, el 4 de enero, un comunicado conjunto de la Coalición de Revolucionarios Libios y del Consejo Militar de la Cirenaica denuncia la elección del nuevo jefe de Estado Mayor de “no democrática”. Los rebeldes de Benghazi presenta a su propio candidato. Se trata de Salah Salem el-Obeidi, un general perteneciente a la misma tribu que el antiguo jefe del ejército, Abdelfattah Younes, asesinado en julio de 2011. “La presión sobre el nuevo jefe militar del país es abrumadora, en un momento en que todos los jefes milicianos tratan de situar a sus peones en una favorable situación ante la inminente institución de un Consejo Supremo de Defensa y la revisión total del organigrama del ejército“, sostiene una fuente militar libia consultada por Correo Diplomático.
Originario de Misrata, Youssef el-Mangoush se ha convertido en un personaje célebre en Libia desde su arresto en abril de 2011. Capturado por las tropas leales al coronel Muamar El Gadafi cuando dirigía la acción de las fuerzas rebeldes sobre el frente de Ajdabiya, interrogado ante las cámaras de la televisión nacional, el-Mangoush rechaza tratar a los rebeldes de “ratas”, como sostenía la terminología gadafista de la época. Mantenido en detención hasta la caída de Trípoli, en agosto, antes de su designación como jefe de Estado Mayor el-Mangoush era vice ministro de Defensa en el Gobierno de el-Kib.