Por: Luis Terrero Melo.
Estoy profundamente consternado por la proliferación de sábelo todos que han surgido en el país en los últimos años, quienes por su aparente sabiduría han sido nombrados para representar, solucionar, o al menos para mitigar los problemas que por largo tiempo han aquejado al país, pero nada ha podido solucionarse.
Al menos en Barahona donde parece ser cierto que vamos pal‘ante, pero caminando pa’tra como la ciguapa, porque ya el paso del cangrejo está agotado; para los dudosos pregúntenle a los habitantes de Pescadería en Barahona quienes ahora, en vez de atrapar cangrejos grandes agarran cangrejos que parecen jaibitas, por no decir cangrejitos que parecen arañitas caseras. En otrora tiempos, no muy remotos, podrían atrapar lo que se puede llamar cangrejos de verdad.
Resulta que la indiscriminación de las industrias barahoneras están contaminando los suelos y las aguas de nuestros ríos, lagos y lagunas de tal manera que es imprescindible comenzar a trabajar para evitar una catástrofe nacional o al menos una catástrofe en Barahona.
Es insólito cuando miles de peces mueren en la laguna Rincón, o Cabral, o de Peñón, o como quiera llamársele, y todos desconocen las razones, pero peor es cuando todos los que han sido nombrados responsablemente para prevenir esas ocurrencias se hacen de la vista gorda e ignoran la situación; en otras palabras se hacen los “chivos locos”, pero cuando es tiempo de cobrar el cheque que se les paga por esas supuestas labores, se convierten en los chivos más inteligentes de la bolita de Jack Veneno (La bolita del Mundo).
Hoy, luego de retornar a mi hogar cargado de emociones positivas, pues terminaba de observar una ilustre presentación de Centro Cuesta Nacional (CCN) presentada en esta gran ciudad de Washington DC, USA me sentí orgulloso de ser barahonero, pero al llegar a casa y leer los periódicos digitales me llene de euforia negativa.
No pude evitar llamar a mis compatriotas y compueblanos para verificar lo ocurrido y todo fue corroborado, miles de peces han muerto; y siguen muriendo muchos más en mí querida, natal y adorada Barahona, en específico mi amado e inolvidable El Peñón de Barahona.
Pero cómo es posible que en un país lleno de gente inteligente y de políticos sabios quienes saben más que los que desarrollaran las teorías políticas; cómo es posible que un país donde existen geólogos y biólogos quienes pueden ser nombrados al “Premios Novel” de sus respectivas ciencias permitan que sucedan estas cosas.
Y lo dejo ahí para que los amigos lectores le den rienda suelta a la imaginación y para que escudriñen leyendo y se den cuenta que nos aqueja un mal y ese mal son gente sin escrúpulos que ni siquiera les importa el bienestar de aquellos que les proveen los alimentos “los campesinos”.
Por razones de salud Yo les recomiendo a los barahoneros no comer pescado de la laguna de Rincón, hasta que se averigue lo sucedido y las autoridades responsables, gubernamentales y del sector privado respondan con honestidad lo sucedido. Porque de lo contrario, además de peces muertos pudrían ser miles las personas que a corto o a largo plazo mueran como consecuencia de enfermedades debido al envenenamiento de las tierras y aguas en los alrededores de la laguna donde ya han muerto miles y siguen muriendo miles de peces. Debemos tener presente que la muerte de peces u otra clase de animales o aves de la zona es indicativo de contaminación, ya sea natural o industrial.
No me digan que el calor o que la falta de oxigeno en las aguas es el culpable, de ser así por favor, demuéstremelo con pruebas, realicen los estudios necesarios para identificar el mal. Una investigación profunda que refleje la verdad es lo correcto, solo así se podrá corregir ese problema y dicho sea de paso prevenirlo en el futuro, pues también debemos pensar en el futuro. Espero no sea muy tarde para hacer lo que debimos haber hecho hace mucho tiempo “proteger lo nuestro”.
Lo siento mucho por los moradores de mi pueblo, pues la “Tilapia” es parte de la dieta cotidiana de los pobladores de la región y es una fuente de economía sostenible que ahora se ve amenazada. ¡Con mi Tilapia que no se meta nadie!
El autor es Analista de Sistemas Petroleros y Psicólogo Social