En todos los países de la zona, con excepción del Líbano, Israel y Turquía, la pornografía es ilegal y una afrenta a los valores conservadores de los musulmanes.
Bagdad.- Las mujeres desnudas en la tapa del DVD que se vendía en una calle de Bagdad lo decían todo: Guste o no, las cosas están cambiando en Irak.
Cientos de videos pornográficos se apilan en una mesa de madera en el modesto puesto callejero de Jassim Hanoun. También vende grandes éxitos de Hollywood, como "King Kong''. Pero la mayor demanda es de películas pornográficas, indicó AP.
"Tengo de todo'', dijo Hanoun, de 22 años. "¿Qué quieres? Tengo películas extranjeras, árabes, iraquíes, indias, de celebridades, lo que pidas''.
En cierto sentido, la pornografía refleja los cambios que se han sucedido en Irak desde el derrocamiento de Saddam Hussein en el 2003. De entrada se produjo un vacío de poder, imperó una actitud de que se podía hacer cualquier cosa y floreció la pornografía, pero luego estalló la anarquía, con guerrilleros puritanos por todos lados, que tenían en la mira a todo aquél que considerasen un inmoral. En ese período, desapareció la pornografía.
Su reaparición demuestra mejoras en la seguridad y el hecho de que el gobierno está ocupado en cosas más importantes que en censurar videos de tono subido.
Los políticos llevan cinco meses tratando de formar un gobierno y el que Hanoun pueda seguir vendiendo esos videos no depende tanto de la demanda sino de quién termina dirigiendo los destinos del país y de si logra mantener la estabilidad.
La venta libre de pornografía en las calles de Bagdad es algo único en el mundo árabe.
En todos los países de la zona, con excepción del Líbano, Israel y Turquía, la pornografía es ilegal y una afrenta a los valores conservadores de los musulmanes. Esto no quiere decir que no exista, ya que está disponible en canales internacionales de cable y a través de la internet, aunque muchos gobiernos bloquean ciertos portales que considera obscenos.
En Bagdad, al no tener que lidiar tanto con los insurgentes, la policía puede dedicarle más tiempo a la represión de los vendedores de pornografía, que reapareció luego del derrocamiento de Saddam.
Con Saddam desaparecieron los temidos servicios de seguridad que velaban por el orden y las buenas costumbres. Fueron reemplazados por un sentido de libertad y esperanza, que no duró mucho.
Durante los meses posteriores a la invasión de fuerzas extranjeras lideradas por Estados Unidos, los restaurantes se llenaron y las discotecas vibraban al ritmo de música árabe. Y junto con los soldados extranjeros y un ejército de contratistas, vino la pornografía, que había estado prohibida bajo el gobierno de Saddam.
El boom, no obstante, duró poco.
Florecieron las milicias y los grupos armados, que perpetraban secuestros, decapitaciones, ataques suicidas y otras acciones violentas.
Cundió la anarquía y en medio del desorden los chiítas lanzaron una campaña de intimidación, que tuvo como uno de sus principales blancos las personas que vendían alcohol, videos pornográficos y otros artículos mal vistos por el islam.
``Fue una época dura'', dijo Ammar Jamal, quien vende DVDs cerca del puesto de Hanoun.
Jamal estuvo preso 20 días en el 2007 por vender material inmoral.
``Me salí de ese negocio de inmediato'', relató.
Ahora vende videos de contenido sexual no muy osado, casi sin desnudos, como la película ``Striptease'' de Demi Moore.
A partir del 2007 decreció la violencia en Irak y reapareció el porno.
Las autoridades tienen tareas más importantes que perseguir vendedores de videos pornográficos, según un funcionario del Ministerio del Interior que pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar con la prensa.
``Todavía recibo amenazas'', aseguró Hanoun, encogiendo los hombros cuando se le pregunta de dónde vienen esas amenazas. A él le da lo mismo. Los insurgentes, la policía... ``¨qué importa si estás muerto?''.
Hanoun dice que es el mejor trabajo que pudo encontrar en este país con un desempleo del 20%, según cifras oficiales, aunque podrían ser más altas.
Y abunda la demanda. Hanoun vende pilas de videos todos los días, el equivalente a tres dólares cada uno.
Los títulos --como ``La violación de las estudiantes''-- podrían ser consecuencia de los años de violencia indiscriminada que vivió el país.
Los iraquíes están acostumbrados a ver niños morir por el estallido de bombas, secuestros, decapitaciones y abusos de presos por parte de los estadounidenses.
Las películas, no obstante, no muestran violaciones.
Hanoun ofrece una colección titulada ``Carne barata'' que alude al sueño de la unidad árabe.
``Hay chicas sirias, egipcias y libaneses. Todas árabes'', comenta.