Sexys, millonarias y adictas: Lindsay Lohan y Paris Hilton - Barahoneros

martes, 21 de septiembre de 2010

Sexys, millonarias y adictas: Lindsay Lohan y Paris Hilton


Presas y artífices de sus propios escándalos, amigas y luego rivales, la actriz y la ‘socialité’ aún tienen varias cosas en común. La cocaína, el lesbianismo y la cárcel son solo algunas de ellas

Deseadas y despreciadas, inseparables y enemigas, famosas y en debacle. Lindsay Lohan y Paris Hilton son actualmente el más claro ejemplo de que tenerlo todo puede ser algo tan banal, tan pasajero y escurridizo como sus propios intentos de sentar cabeza y enrumbar sus caminos. Dos vidas regidas por la contradicción y que hoy, tiempo después de enemistarse, las circunstancias las unen nuevamente gracias al factor más resaltante de sus existencias: el escándalo.

LINDSAY LOHAN: LA ‘CHICA MALA’ EN LA VIDA REAL
Seis años atrás era difícil imaginarse que la chica tierna e inocente que recién superaba los 18 años y veíamos en la pantalla grande terminaría convirtiéndose en el personaje opuesto al que acostumbra representar.

En el 2004, Lohan protagonizó “Mean girls” (Chicas malas), una de esas –por así decirlo- ‘comedias universitarias estadounidenses’, en la que interpretó a la chica buena de la que las malas se aprovechaban. Se convertía en una de ellas por un momento, pero volvía a ser la de antes sobre el final.

Buena parte de ese filme se ha cumplido en la vida de Lindsay. Luego de ser el rostro de cintas adolescentes como “Freaky Friday” (Un viernes de locos) y “Confessions of a Teenage Drama Queen” (Confesiones de una Típica Adolescente), se embarcó en proyectos más independientes y también perdió más de un trabajo en la pantalla por una “afición” que empezó a hacerle competencia a su carrera artística: el exceso.

El fin de su adolescencia marcó el inicio de un estrellato estrellado. A la separación de sus padres en el 2005 y el posterior divorcio dos años después, sumada la tensa relación con su padre, la actriz agregó el abuso del alcohol y drogas a su currículum personal.

Ese mismo año fue la primera vez que tuvo problemas con la ley por conducir en estado de ebriedad. Empezó a aparecer en los portales de espectáculos ya no por sus actuaciones, sino por las idas y venidas de su amistad con las no menos problemáticas Paris Hilton y Britney Spears. Sus constantes parrandas y desmanes provocaron que algún momento Donald Trump las quiera reunir para el ‘reality’ show “El aprendiz”, porque -a decir del excéntrico multimillonario- “son un jodido desastre”.

Un duro calificativo que Lindsay, lejos de negarlo, lo confirmó con sus actos, sobre todo en los últimos 12 meses. Un rápido repaso: la pelea mediática con su padre Michael Lohan, quien intentó en vano hacer que ingrese a una clínica de rehabilitación y terminó siendo tildado de “diablo”, “secuestrador” y “drogadicto” por su propia hija; caídas captadas por los ‘paparazzi’ y supuesta cocaína que se escapó de sus zapatos; medios sensacionalistas preparados para la cobertura de su muerte; una deuda de 23 mil dólares; reincidencia en el consumo de alcohol y posterior arresto; 13 días en la cárcel; 22 en rehabilitación; reincidencia en drogas (cocaína y anfetaminas); una nueva orden de arresto.

Atrás quedan sus discos como cantante, sus portadas y sesiones de fotos como modelo, su propia línea de ropa que recién estrenaba. Lindsay se ha convertido en el propio personaje caricaturesco de “Chicas malas”. Pero se ha quedado en el antagónico. “Es una enfermedad que lamentablemente no se va de un día para otro (…) Estoy preparada para afrontar las consecuencias”, escribió hace unos días en su cuenta de Twitter. La pregunta es: ¿Podrá cerrar el círculo como en el filme y volver a ser la actriz alejada de los escándalos que empezaba a forjar una carrera que prometía? A sus 24 años aún es temprano para darla por perdida.

PARIS HILTON: EL ESCÁNDALO COMO ESTILO DE VIDA
El caso de Paris no es tan distinto en general, pese a algunas diferencias marcadas. Pese a algunos cameos en películas y ya de por sí ser ‘alguien’ en la farándula como nieta del dueño de la cadena de hoteles Hilton, su verdadero arribo a la fama recién empezó en el 2003, con su aparición en televisión con el ‘reality show’ “The simple life”, junto a Nicole Richie. El despunte de su fama: el video pornográfico que circuló por Internet –y también se comercializó como “1 night in Paris”- en el que aparecía teniendo relaciones sexuales con su entonces novio Rick Salomon.

A partir de ellos, Paris se convirtió en una celebridad imparable. El show televisivo era un éxito y ella se encargaba de ser un personaje mediático asistiendo a cuanto evento social fuese posible, dejando en claro que lo único que le importaba en la vida era celebrar día tras día.

Su amistad con Lindsay Lohan y Britney Spears fue –viéndolo desde su punto de vista- un gran acierto en su ¿carrera? Los excesos y los episodios dejando ver más de la cuenta fueron el común denominador en sus apariciones en la prensa rosa.

Un año antes que Lohan, en 2006, se iniciaron sus problemas con la justicia. Fue detenida por conducir con el mínimo de alcohol en la sangre considerado ilegal. Se le dio libertad condicional por 36 meses y multas de cerca de 1.500 dólares. Un año después fue detenida por manejar por encima del límite de velocidad establecido. No llevaba brevete y se descubrió que no asistía al programa de rehabilitación, lo que significaba una violación a los términos de su libertad condicional. Fue sentenciada a 45 de cárcel, pero salió en 23, y ahora desheredada.

Tres años después, Paris vuelve a estar tras las rejas. En agosto fue detenida en Las Vegas por posesión de cocaína (tan solo dos meses después de haber protagonizado una confuso incidente con marihuana en el Mundial de Fútbol, en Sudáfrica). Ese mismo mes fue demandada por 35 millones de dólares por una compañía que fabrica extensiones de cabello por violar su contrato.

Ayer se declaró culpable de la acusación por drogas, por lo que evitó ir a prisión. Sin embargo, deberá cumplir un año de libertad condicional, completar un programa de tratamiento por abuso de drogas, pagar una multa de 2.000 dólares y cumplir 200 horas de servicio comunitario.

Al igual que Lindsay, atrás va quedando su carrera como cantante, modelo y empresaria, que incluye su marca de perfumes y su propia línea de ropa.

UNIDAS PESE A LA DISTANCIA
Protagonistas de facetas similares, Lindsay Lohan y Paris Hilton se enfrentan nuevamente a procesos judiciales. Peleadas por un trío amoroso, el escándalo y ya no un chico –tampoco una mujer, ya que ambas han mostrado abiertamente sus gustos- las junta otra vez, aunque solo mediáticamente.

Hace dos semanas la revista digital Wenn lanzó una encuesta para escoger a la peor celebrity del mundo. El ránking fue liderado por nada menos que Paris y Lindsay, en ese orden. Con estos últimos episodios, ambas confirman el resultado: las más famosas y las más terribles.