Hay dos conceptos que se usan muy a menudo en el mundo del béisbol, pero no siempre de manera correcta, por lo que esta columna se la dedicaremos a explicar las excepciones de los contratos garantizados y al término de compra/venta de contratos en MLB. Contratos garantizados
Hasta 1975, fecha que marcó el inicio de los agentes libres, los equipos de las mayores no sólo tenían el poder de renovar los contratos a perpetuidad, sino que además podían despedir a los peloteros al principio de una temporada bajo distintas causas, y sólo pagarle los juegos en que participó.
Con la aparición de la figura del agente libre se incorporó en los contratos, hasta convertirse en una práctica común en la industria, una estipulación que obliga a los equipos a pagar la totalidad del sueldo negociado incluso si el jugador es despedido, si se lesiona o si baja su rendimiento. Es lo que se conoce como contratos garantizados y es uno de los puntos que diferencia a la MLB de otras ligas como la NFL.
José Bautista firmó un acuerdo con los Azulejos de Toronto por cinco años y $64 millones. Quiere decir que en las próximas cinco temporadas la novena canadiense deberá pagarle al dominicano ese dinero incluso si éste se convierte, de la noche a la mañana, en un jugador de un promedio de .200 con 15 cuadrangulares o se lesiona y pierde su carrera.
La manera en que los equipos protegen ese tipo de inversión, sobre todo en el caso de una lesión, es asegurando el contrato. Mike Hampton firmó con Colorado por ocho años y $123 millones en el año 2000, y el equipo tomó la decisión de asegurarlo a través de Hartford Life Insurance Co. Debido a problemas y operaciones en el codo, el zurdo no pudo lanzar entre 2005 y 2007, por lo que la aseguradora se encargó del pago de su sueldo. Vale la pena recordar que la póliza fue transferida junto con el jugador a los Bravos de Atlanta en 2002.
El problema es que las primas de esos seguros son muy costosas y muchas veces los gerentes generales simplemente prefieren correrse el riesgo y que la novena pague si hubiese que liquidar el contrato de algún jugador. Los Azulejos de Toronto firmaron en 2006 a B.J. Ryan por cinco años y $47 millones. En 2007, el cerrador se lesionó y no volvió a ser efectivo, al punto que la divisa canadiense lo dejó libre en 2009 y perdieron los $15 millones que todavía le correspondían. En ese caso, el presidente del equipo se había opuesto a asegurar el contrato, ya que le pareció muy cara la póliza.
El contrato estándar de las mayores incluye algunas estipulaciones que permiten que los equipos anulen el documento sin ninguna obligación salarial. Los dos casos más utilizados por las novenas, con poco éxito por cierto, son que el jugador descuide su condición física o que su comportamiento atente contra la moral del equipo. Ahora bien, esto es una decisión extrema que en caso de ser invocada normalmente conlleva un proceso de arbitraje, ya que no depende unilateralmente de un dueño o gerente general. Este punto lo analizaremos en otra columna, pero quería dejar claro que existe la posibilidad de una anulación del contrato para liberarse del pago salarial.
Un punto que genera confusión es cuando se pone en asignación a un jugador que tiene entre tres y cinco años de servicio, que no es otra cosa que la decisión de mandarlo a ligas menores con el fin de sacarlo del roster de 40. En ese caso el pelotero puede rechazar la asignación y declararse agente libre y el equipo sólo debe pagarle el sueldo hasta ese momento.
Es importante tener claro que no es que el contrato pasó de garantizado a no garantizado por la asignación, sino que las reglas consideran que el beneficio escogido por el pelotero al declararse agente libre es suficiente para liberar al equipo del resto de sus obligaciones salariales. De hecho, si el pelotero decide aceptar la asignación, la organización debe cumplir con el pago negociado.
En término generales, el contrato garantizado es uno de los grandes beneficios que tienen los peloteros de Grandes Ligas y uno de los puntos que deben considerar seriamente los equipos a la hora de ofrecer acuerdos multianuales.
Compra/venta de contratos
Muchas veces uno lee que determinado equipo de las mayores compró el contrato de un jugador que tenía en las menores, para incluirlo en el roster de 40, como sucedió hace poco con los Astros de Houston y el venezolano José Altuve.
Esa terminología, en general, obedece a aspectos históricos del deporte. Cuando las ligas menores tenían bajo contrato a los peloteros de sus equipos los vendían a los equipos de las mayores. Sin embargo, desde hace mucho tiempo eso dejó de ser así.
Hoy en día, las ligas menores forman parte de un sistema que es propiedad, ya sea de manera directa o mediante acuerdos de trabajo, de las novenas de MLB. Lo que quiere decir que un jugador cuando firma el contrato estándar de ligas menores ya está bajo el control absoluto del equipo grande. Es por ello que no puede existir una compra/venta en esas circunstancias, ya que las sucursales de ligas menores no son dueñas de los contratos, un punto básico de toda compra/venta.
Es cierto que muchas veces el equipo de las mayores le da un pago a la sucursal de ligas menores cuando llama a un jugador que no está en la lista de 40, sobre todo en casos cuando el club de menores es manejado por dueños independientes, pero ese dinero es una compensación por el posible impacto económico que esa transacción pudiera generar y no se trata realmente de comprar el contrato.
Hay medios que ya no usan ese tipo de expresiones y sustituyen "comprar" por "seleccionar", algo que tiene más sentido. Incluso, se puede hablar de una "conversión" del pelotero, ya que al ingresar en el roster de 40, el pelotero abandona el contrato estándar de ligas menores que dirigía su carrera y empieza a regirse por el contrato estándar de ligas mayores.