La NASA ha escogido una depresión marciana llamada Gale como lugar de aterrizaje del rover «Curiosity» en 2012. El lugar pudo haber estado cubierto de agua en el pasado y, quizás, haber sido habitable«Curiosity», el nuevo vehículo robótico construido por la NASA y que será enviado a finales de este año a Marte, ya tiene un destino concreto. El rover aterrizará en el cráter Gale, una depresión de 150 kilómetros de ancho que ha sido escogida por su complejo e interesante pasado. Por las evidencias que han obtenido los científicos, el misterioso cráter, en cuyo centro se levanta una montaña de cinco kilómetros de altura compuesta por sedimentos antiguos y materiales estratificados, pudo haber estado cubierto de agua. La principal misión del «Curiosity» será analizar si el cráter es capaz, o lo fue en algún momento, de albergar vida microbiana. Escoger el cráter Gale ha resultado una tarea larga y complicada. El trabajo comenzó hace cinco años y originalmente se consideraron alrededor de sesenta posibles puntos de aterrizaje para el rover. En 2008, la agencia espacial norteamericana redujo la lista a cuatro lugares y el mes pasado dos cráteres reunían el mayor número de papeletas como posibles destinos: Gale y Eberswalde. Este último resultaba también muy prometedor, ya que contiene la marca del delta de lo que puede haber sido un río y quizás pueda esconder evidencias de materia orgánica enterrada. Sin embargo, los científicos se decantaron por Gale para la ambiciosa misión por su prometedor y atractivo potencial biológico.
Un pasado húmedo
«El rover podrá estudiar rocas sedimentarias que han sido alteradas por el agua», explica a Space.com Mark Lemmon, científico planetario en la Universidad de Texas A&M. Además, los científicos valoran la posibilidad de que parches de carbonatos, minerales que se forman fácilmente en el agua y que pueden indicar un pasado húmedo del planeta, estén escondidos bajo el óxido de hierro de muchas regiones de Marte aún no estudiadas.
Con un coste de 2.500 millones de dólares, «Curiosity» será lanzado a finales de este año pero no será hasta finales del próximo que consiga poner sus ruedas sobre el Planeta rojo. Se trata de la misión más ambiciosa jamás enviada a Marte. El poderoso rover, del tamaño de un coche y 900 kilos de peso, continuará el extraordinario trabajo realizado por los vehículos «Spirit» y «Opportunity» y examinará las rocas, el suelo y la atmósfera de Gale con una serie de sofisticadas herramientas. Para evitar los problemas que han tenido otros rovers -El «Spirit» quedó atrapado en una trampa de arena-, el nuevo vehículo marciano utilizará un sistema denominado «rocker-bogie» que mejora la suspensión de sus ruedas.
Su viaje sin fin ni retorno puede aportar grandes conocimientos sobre las posibilidades de vida en Marte y en otros planetas.