Mark Cuban ¿el nuevo Steinbrenner? - Barahoneros

martes, 26 de julio de 2011

Mark Cuban ¿el nuevo Steinbrenner?


No entiendo la reticencia de las Grandes Ligas a permitir que Mark Cuban, propietario de los Mavericks de Dallas, sea dueño de un equipo de béisbol. Primero se interesó en los Cachorros de Chicago, luego en los Mets y los Dodgers, pero siempre la respuesta del comisionado Bud Selig y sus acólitos fue la misma: NO.

Es cierto que su conducta desde que compró a los Mavericks en el 2000 no ha sido siempre la más adecuada y son conocidas sus rabietas contra árbitros en medio de los partidos o sus críticas a la jerarquía de la NBA.

Estos incidentes lo han llevado a pagar multas por un total de un millón 665 mil dólares.

Pero detrás de estas perretas no hay otra cosa que pasión. Es el deseo de ganar, de darle a los fanáticos un motivo de celebración, de orgullo, como sucedió recientemente, cuando Dallas ganó la corona de la NBA ante el poderoso Heat de Miami.

Desde que compró a los Mavericks, Cuban ha invertido unos 900 dólares en un equipo que en 20 años de historia anterior sólo había ganado el 40 por ciento de sus partidos.

Quizás sea Cuban la pieza que falta para que los Cachorros rompan una maldición que les impide ganar una Serie Mundial desde 1908 e incluso, participar en un clásico de octubre desde 1945.

Será un majadero, un malcriado o como quiera llamársele, pero Mark Cuban es, ante todo, un amante apasionado del deporte, a diferencia de la mayoría de los propietarios de equipos tanto de la NBA, como de las Grandes Ligas.

¿Por qué no podría Cuban ser dueño de una franquicia de béisbol? Sus conductas inadecuadas son nimiedades si se compara con Fred Wilpon, propietario de los Mets, bajo investigación por su presunto vínculo con la multimillonaria estafa de Bernard Madoff.

Los Yankees de Nueva York no hubieran resurgido como la franquicia insignia del deporte estadounidense si George Steinbrenner no hubiera puesto la pasión que dedicó hasta convertirla en un imperio.

Los Dodgers de Los Angeles, uno de los emblemas históricos de la Liga Nacional, agradecerían mucho tener a Cuban de propietario, en lugar del quebrado Frank McCourt.

No sería de extrañar entonces ver como en los 50, una y otra vez las Series Mundiales entre Dodgers y Yankees.

Pregúntenle a los fanáticos de Miami, a pesar de haber perdido ante los Mavericks la final de la NBA, si no preferirían a Cuban como propietario de los Marlins, en lugar de Jeffrey Loria.

Apuesto a que la respuesta sería abrumadoramente afirmativa, porque de una buena vez, los Marlins se convertirían en una verdadera franquicia de Grandes Ligas, no en el equipito de Ligas Menores que se dedica a vender a sus mejores figuras al mejor postor.

Es cierto que el deporte profesional es un negocio, pero para que cualquier empresa triunfe hace falta ponerle corazón.

Inviértase en un equipo hasta convertirlo en un ganador habitual, que las ganancias financieras llegarán por su propio peso. Pero para ello hace falta pasión y paciencia a la par.

El béisbol necesita otro Steinbrenner. De hecho, varios con el mismo deseo del difunto dueño de los Yankees. Y Mark Cuban tiene mucho que aportar, más que la mayoría de los actuales propietarios, fríos y calculadores que quizás ni siquiera son capaces de reconocer en la calle a sus propios jugadores.

Los fanáticos, que son, al final de cuentas, quienes sustentan gran parte del espectáculo, lo van a agradecer.