Dwight Howard (26 años, 2.11 m.) recibió permiso para entrar cinco contra cinco con contacto hace una semana. Era el último paso antes de debutar en un partido tras medio año en blanco.
Una intervención en la espalda en el tramo final de la temporada pasada le dejó sin playoffs con los Orlando Magic y sin Juegos Olímpicos.
Después llegó el trapaso a Los Angeles, con los que ha entrenado a un ritmo inferior al de sus compañeros. Hasta ahora. La cuenta atrás ha llegado a cero este fin de semana.
"Me lo preguntan en Twitter cada día: '¿Cuándo vas a jugar? Después está la gente que está enfadada porque ya esté recuperado de mi lesión: '¿Estás realmente lesionado?'. No creo que la gente sepa lo que es. Hay gente que nunca se recupera. Otra no vuelve tan pronto como lo he hecho yo".
El viernes, después de perder en Las Vegas ante los Sacramento Kings, Mike Brown abrió la puerta al posible debut de Howard esta noche.
Si el pívot no sentía dolor en el entrenamiento de ayer y en el de esta mañana, previo al partido, los médicos le darían permiso para jugar en el Staples Center, de nuevo ante los Kings.
"Será la primera vez que juegue a basket en mucho tiempo así que probablemente me emocione un poco. Espero que no sea así, que salga allí y me ponga a llorar", pide Howard, que jugó su último partido el 7 de abril, hace más de medio año.
Quizás el momento para debutar no sea el mejor. Los Lakers son el único equipo que todavía no ha ganado un partido de pretemporada en la NBA. El 0-5 es el peor balance su historia en una preparación.
Pero Howard sabe que no vuelve para ser la solución del equipo. De hecho, poco importa el balance de pretemporada: "La gente quiere ver a los nuevos Lakers, lo entiendo. Pero mi trabajo no es llegar aquí y jugar la pretemporada. He venido para ayudar al equipo a ganar, y queremos ganar en junio".
Hasta entonces tienen tiempo para engrasar la maquinaria DH y el resto de All-Star del quinteto. Hoy puede que tengamos una primera cata.
