Sostuvo que estos pacientes duran en el hospital un promedio de tres meses y hasta un año, al tiempo que señaló que el año pasado el hospital tuvo 10 casos de personas en esas mismas condiciones.
Quezada manifestó que en estos momentos, el hospital tiene a Lilie Cuppe, de nacionalidad panameña; y julio César Martínez, de aquí, de 70 años.
“Los pacientes que son dejados en el hospital, generalmente, son envejecientes que llegan a la institución de salud a través de sus propios familiares”, precisó.
Indicó que estos pacientes acuden al centro de salud, en muchos casos por caídas o fracturas, así como por problemas mentales, pero son llevados al hospital casi siempre por otras por los bomberos y la Cruz Roja.
“Las personas que son traídas por sus familiares no regresan al hospital para responsabilizarse por sus parientes”, informó Quezada.
Explicó que el primer paso que realiza es localizar a los parientes del paciente y una vez localizados son llevados en la ambulancia a su vivienda y en caso de que estos sean rechazados por sus familiares, el segundo paso a dar es buscar un centro de acogida que los reciba, ya sea un acilo en caso de las personas mayores y el siquiátrico para personas con limitaciones mentales.
Quezada dijo que se deben crear instituciones intermedias entre los hospitales y los centros de acogida para lograr una solución a esta problemática.
“Estos pacientes representan una carga para la institución económicamente, ya que después de que son curados y dados de alta, los familiares no quieren recibir a sus parientes en su casa o dicen que estos no viven en el lugar, ya que este representa una carga para la familia”, dijo.
Otro problema que tiene el hospital son los extranjeros, principalmente de nacionalidad haitiana que viven en viviendas en construcción o son indocumentados, citó Quezada.
