El caso del barrio Palmarito de Barahona - Barahoneros

sábado, 20 de octubre de 2012

El caso del barrio Palmarito de Barahona

Por Ramón López Ynoa.

Hubo un tiempo en que las movilizaciones populares tuvieron cierto grado de legitimidad siempre y cuando sus motivaciones partían de demandas a situaciones carenciales reales y de insatisfacciones acumuladas por muchos tiempos. Además de que constituían respuestas catársicas ante un gobierno de fuerza, muchas veces ilegítimo.

Esos métodos fueron superándose a medida que las circunstancias que los originaban fueron superándose  y  ciudadanía misma  fue adquiriendo conciencia de que sus problemas se resolvían con el concurso de todos y se aprendieron mecanismos más efectivos para que las autoridades atendieran sus reclamos.

Pero hay comunidades y barriadas en las ciudades que aún no saben que esos métodos de luchas fueron sustituídos por los del diálogo y la concertación, que el quemar gomas dañando la pavimentación, romper los cristales de los vehículos, tirar escombros a las calles, destruir propiedades privadas y enfrentar delincuencialmente a la Policía ya no son métodos aceptados por la sociedad ni producen los resultados de otros tiempos.

Parecen no saber que son métodos desacreditados.


El barrio de Palmarito en la ciudad de Barahona es una de esas barriadas. Se encuentra a la entrada de  la ciudad y las protestas, precisamente quizás por eso, tienen un efecto perturbador puesto que obstruye la única vía de entrada a la ciudad y pone en peligro la vida de todo el que entra o sale de la ciudad de Barahona.

La barriada de Palmarito empezó con protestas, que en el ámbito de las exigencias sociales, la justificaban por las constantes y extendidas tandas de apagones, pero en los actuales momentos, ni siquiera se sabe por qué y para qué las hacen, y ahora las hacen mezcladas con actos de vandalismo realengo.

Ya no importa que haya servicios de agua, de electricidad, que recojan la basura, nada de eso ya  importa, el asunto es interrumpir el tránsito, romper cristales, tirar escombros a la vía pública, tratar de agredir a los transeúntes, y si logran matar a alguien, mejor.

Algo que llama la atención es el hecho de que los actos vandálicos no lo escenifican en el interior de la barriada, sino en sus afueras, en la carretera, y la Policía se ha declarado impotente para detenerlos.

Parece que Palmarito se ha tornado inmanejable, pero hay que “meterle la mano” de una forma u otra. La entrada a la ciudad de Barahona no puede seguir siendo un peligro para la vida humana y un atentado en contra de una zona que  no termina por definir su ruta de desarrollo.

Una alternativa

Interesante sería crear otra entrada a la ciudad, como por ejemplo, una circunvalación que conecte con la ciudad, o también podría acondicionarse la entrada a Villa Central, o si no, construir una vía desde el Cruce de Cabral.

No sería la primera vez que una ciudad cambia su entrada principal, y consideramos pertinente que las autoridades competentes pongan en su agenda esta posibilidad, porque no es sólo el peligro que representa Palmarito, sino que existe otro que hoy luce aletargado, pero que puede en cualquier momento explosionar.

En lo que esto se toma como alternativa y llega, la instalación de un cuartel policial en las proximidades de la carretera podría ser un freno para los actos delincuenciales en que se han convertido las llamadas protestas de Palmarito.

En definitiva, no estaría de más pensar en otra entrada principal a la ciudad de Barahona.