Una milicia iraquí financiada por el Pentágono cuyos miembros siempre llevan boina roja y gafas de sol negras
El terror de Estados Unidos en Irak tiene nombre: Brigada Lobo. Entre los archivos filtrados por Wikileaks el pasado sábado, un documento del 13 de diciembre de 2005, escrito por el mando militar estadounidense a las 19 horas, dice: "Durante el interrogatorio, el RO [oficial del ejército] amenazó al detenido con que no volverá a ver nunca más a su familia y que será enviado a la Brigada Lobo, donde será sometido a todo el dolor y la agonía que, es bien sabido, la Brigada Lobo practica con sus detenidos".
Este corto texto prueba la cooperación entre el ejército de Estados Unidos y el temido segundo batallón del Ministro de Interior iraquí cuyos 2.000 miembros son fácilmente reconocibles por sus boinas rojas y sus gafas de sol negras en la práctica sistemática de la tortura a los sospechosos, algo nunca reconocido oficialmente por el Pentágono. A la hora de escribir sus informes, los oficiales estadounidenses desplegados en el país árabe solían ser más discretos y no citaban el nombre de Brigada Lobo. En otros textos desvelados por Wikileaks, se usa la expresión "los detenidos han sido enviados al Ministerio de Interior para más preguntas" (29 de noviembre de 2004). La nota del 13 de diciembre de 2005 es la única que menciona específicamente a la Brigada Lobo.
¿Quiénes son esos lobos? ¿Por qué generan tanto temor y sirven hasta de amenaza a los oficiales de EEUU para conseguir confesiones?
En otoño de 2004, cuando el Irak recién liberado de Sadam Husein empieza a hundirse en la guerra civil, las fuerzas estadounidenses crearon un comando militar especial para luchar contra los más radicales. Para el entonces inquilino de la Casa Blanca, George W. Bush, la intención era trabajar con los ministerios de Interior y de Defensa iraquíes para "mejorar sus posibilidades de coordinar las operaciones antiterroristas". En la práctica, el Pentágono formó, financió y armó a un grupo de milicianos, cuya orden era acabar como fuera con la insurgencia.
El líder de la Brigada Lobo responde al nombre de Abu Waleed, seudónimo de un antiguo militar del Ejército de Sadam Husein. En Irak, es calificado de "psicópata" y de "carnicero", responsable de la "desaparición" de al menos 40.000 personas. En los documentos filtrados por Wikileaks, no aparecen descripciones de torturas practicadas claramente por miembros de la Brigada Lobo. Pero el periodista de The New York Times Peter Maass coincidió en la ciudad de Samarra con los milicianos de Abu Waleed. "Soldados estadounidenses, consejeros estadounidenses estaban detrás de ellos mientras torturaban a los presos", dijo. La Brigada Lobo fue entrenada por el coronel James Steele, un militar que había sido enviado a El Salvador en los años ochenta.
Interrogatorios por TV
Las primeras misiones del batallón fueron en las zonas de mayor insurgencia, donde los estadounidenses encontraban serios problemas, como en Mosul y en Samarra. En noviembre de 2005, gracias a las acciones de la Brigada Lobo, una docena de hombres fueron detenidos en Mosul, lo que permitió a EEUU retomar el control de la ciudad. En las semanas siguientes aparecieron unos 150 cadáveres. Todos habían sido torturados hasta la muerte.
Pero los éxitos militares de los milicianos los hicieron famosos y temidos en todo el país. El propio Abu Waleed animaba un programa de televisión, Terrorismo en manos de la Justicia, en los que mostraba sus interrogatorios y explicaba las mejores maneras para conseguir confesiones. El espacio, que consiguió ser uno de los más vistos de la cadena Al Iraquiya, fue calificado de propaganda de las autoridades para desacreditar a los insurgentes.
Sin embargo, lo más grave, según los analistas, es el uso de la Brigada Lobo como arma para generar divisiones étnicas. Las fuerzas de Abu Waleed, de confesión chií, operan sobre todo en zonas suníes. Varios líderes religiosos denunciaron el secuestro y la muerte de clérigos suníes, y acusan a la Brigada Lobo de fomentar la guerra civil. A partir de 2006, aparecieron las primeras quejas contra sus miembros por asesinato de civiles y tortura de detenidos. Según el Pentágono, el batallón, que sigue existiendo en la actualidad, depende únicamente de las autoridades iraquíes.