Pese a las bromas a las que se puede prestar la profesión, los estudiantes aprenden con seriedad el principio de pureza de la cerveza bávara, así como sus procesos de fermentación y la mecánica de sus fluidos
La cultura cervecera alemana tiene fama internacional. Los bávaros consumen alrededor de 0,3 litros diarios de esta bebida hecha a base de lúpulo y cebada. Es por ello, que ante tal demanda en el mercado, las ciudades de Berlín y Múnich han decidido instaurar la carrera universitaria de Cervecería y Tecnología de las Bebidas.
La respuesta no se ha hecho esperar, informa la cadena alemana Deutsche Welle. La facultad ubicada en Berlín ha tenido que poner un límite de cupos para sus ingresantes, mientras que la de Universidad Técnica de Múnich, localizada en Weihenstephan, por el momento no ha puesto limitaciones.
Y se equivocan los que creen que estudiar la carrera de Cervecería es un asunto tan solo de diversión. “Muchos subvaloran la carrera”, explica Kaian una futura maestra cervecera, “creen que venir acá significa emborracharse, estar de fiesta, y venir a la universidad como de paso. Nada más lejos de la realidad. Cada semestre nos toca tomar unos diez exámenes, mientras que otras carreras sólo tienen cinco”, dice no sin cierto orgullo.
¿QUÉ ES LO QUE ENSEÑAN?
Weihenstephan cuenta con su propia pequeña cervecería para fines educativos. En el proceso de producción, la cerveza se calienta hasta 70 grados Celsius, mucho antes de que llegue a nuestras manos fresca, o bien fría, según el gusto. Los toneles de la Universidad Técnica de Múnich tienen un diámetro de un metro y medio y una capacidad de 800 litros: son pequeños en comparación con las cervecerías industriales.
Es por ello que los docentes se concentran en explicarle a los alumnos la mecánica de los fluidos y les muestra según las leyes de la física lo que ocurre en este tipo de toneles, antes de enseñarles cómo se fermenta la cerveza.
Además en las universidades de Berlín y Múnich se realizan pruebas de calidad conocidas como “las más exigentes del mundo”. Aquí los estudiantes aprenden, por ejemplo, el principio de pureza de la cerveza bávara. “Entre los ingredientes sólo se encuentran el agua, la malta o cebada, el lúpulo y más tarde, ya en la bodega de fermentación, la levadura. Eso es todo lo que podemos emplear”, explica el cervecero Hannes Kolb.
Por el momento sus alumnos, que provienen de diversas partes del mundo como Macao, Portugal o China se encuentran muy satisfechos con la carrera. Y por lo pronto esperan terminarla para poder conocer todos los secretos de esta bebida y crear una empresa dedicada al rubro en sus países.