Lo revela un estudio publicado en The New York Times. Afirma que esconder el malestar puede empeorar el ánimo.
A quién no le pasó alguna vez, cuando la circunstancia lo ameritaba, tener que forzar una sonrisita, al paso, como para ser cortés o pasar una situación incómoda. A todos. Lo que no se sabía, y que ahora se descubrió, es que esa sonrisa tibia, exagerada o falsa, puede ser nociva para la salud. Así se desprende de un informe del diario The New York Times, de Estados Unidos. El motivo es que, según un artículo publicado en la revista “Academy of Management Journal”, intentar esconder el malestar o infelicidad puede empeorar el ánimo de la persona en cuestión.
Los investigadores llegaron a esta conclusión luego de estudiar a un grupo de colectiveros durante dos semanas. Eligieron investigar a este grupo de personas porque realizan una tarea que usualmente requiere una interacción frecuente y amable con muchas personas a lo largo del día, publicó el matutino estadounidense.
Según explicó Brent Scott, uno de los autores de la investigación, estudiaron qué sucedía cuando los conductores hacían una sonrisa falsa, denominada “actuación superficial”, y la compararon con su conducta opuesta, llamada “actuación profunda”, para referirse a las sonrisas auténticas ocasionadas por pensamientos positivos.
Los investigadores notaron que los días en los cuales las sonrisas eran forzadas, el estado de ánimo del conductor deterioraba y tendían a no hacer su trabajo de la mejor manera. Aparentemente, intentar suprimir los pensamientos negativos podría hacer que estos se tornen más persistentes. “Lo que resiste, persiste”, enuncia una de las máximas en la rama de la psicología espiritual.
Sin embargo, aquellos días en los que los conductores sonrían a raíz de hacer esfuerzos más profundos –cultivando pensamientos y recuerdos realmente placenteros- sus ánimos mejoraban y aumentaba su productividad, con lo cual emergían nuevamente las propiedades del buen humor y la alegría.
Otra conclusión a la que llegaron los especialistas es que las mujeres estaban más afectadas por esta cuestión que los hombres. Scott cree que tiene que ver con normas culturales. Es que las mujeres son educadas para ser más expresivas a nivel emocional, entonces ocultar emociones puede crear más presión, se detalló en el Times.