La presión sobre Washington para intervenir en la sangrienta represión de Muammar Gaddafi a las protestas en Libia aumentó el martes, cuando un legislador instó al presidente Barack Obama a detener el trabajo de las petroleras estadounidenses en el país africano.
El Gobierno de Obama se enfrenta a los cuestionamientos de quienes piden acciones militares en Libia, que van desde bombardeos a campos de aviación y la prohibición de zonas de vuelos.
Algunos críticos también han expresado su molestia por lo que consideran un silencio de Obama sobre la ola de violencia en Libia, en la que cientos de personas han muerto.
El senador demócrata John Kerry, influyente presidente del Comité de Relaciones Exteriores de esa cámara, pidió al Gobierno de Obama reimponer duras sanciones contra Libia.
"Los líderes mundiales deben avisar en conjunto al coronel Gaddafi de que sus actos cobardes tendrán consecuencias", dijo Kerry.
En tanto, la republicana Ileana Ros-Lehtinen, contraparte de Kerry en la Cámara de Representantes, dijo que Estados Unidos y otras naciones deben imponer sanciones económicas, incluida la congelación de activos y la prohibición de viajar a altos funcionarios del Gobierno libio y sus familias.
El diario Washington Post dijo en un editorial que Estados Unidos necesita tomar medidas más enérgicas contra Libia, incluyendo la convocatoria pública de un nuevo Gobierno.
Libia ha sido adversario de Estados Unidos durante la mayoría de los de 41 años de Gobierno de Gaddafi.
Sin embargo, las opciones de Estados Unidos de influir en los acontecimientos en Libia son limitadas, a diferencia de lo que pasó en Egipto y acontece en Bahréin, donde Washington fue capaz de ejercer presión sobre sus aliados para suavizar su respuesta a los levantamientos populares.
La secretaria de Estado Hillary Clinton dijo que las autoridades de Gobierno estaban trabajando con la comunidad internacional para decidir la acción "apropiada".
Clinton dio a entender que la prudente respuesta dada por Washington hasta ahora podría estar vinculada a las preocupaciones sobre la seguridad de sus ciudadanos en Libia.
"La seguridad y el bienestar de los estadounidenses tiene que ser nuestra prioridad más alta", dijo.
Kerry reconoció que las opciones de Estados Unidos en Libia eran limitadas, pero dijo que la administración de Obama debe considerar reimponer las sanciones contra ese país.
"Todas las compañías petroleras estadounidenses e internacionales deben cesar inmediatamente las operaciones en Libia hasta que termine la violencia contra la población civil", dijo en un comunicado.