La República Dominicana perdió seis posiciones en el Reporte Mundial de Competitividad, al pasar del puesto 95 en que se encontraba en 2009-2010 al 101 en el período 2010-2011.
El tercer pilar, que se refiere al ambiente macroeconómico en que se desarrolla el país, ubica a República Dominicana en el puesto 54 de un total de 139 países evaluados, superando a más de una docena de economías latinoamericanos.
En cuanto al manejo de la inflación, el Reporte Global de Competitividad del FEM ubica al país en el puesto (ranking) 44, mientras que el manejo de la deuda respecto a su relación con el producto interno bruto (PIB) la posición está en 48. Sin embargo, en cuanto al ahorro República Dominicana obtuvo mala calificación en el ranking al ubicarse en el puesto 123 y en por las tasas de interés está en el 113 de 139 economías evaluadas.
La corrupción, la ineficiencia en la burocracia gubernamental, acceso al financiamiento, leyes y niveles impositivos, infraestructura inadecuada, fuerza de trabajo inadecuada, crimen, pobre ética de la fuerza laboral y las regulaciones laborales son sólo algunas de los obstáculos que según el FEM impiden niveles adecuados para la inversión.
El problema energético de República Dominicana ocupa el puesto 132 de un máximo de 139, lo que se convierte en una de las principales dificultades para la competitividad del país. La última revisión del acuerdo stand by con el fondo relativo al año pasado, el país terminó con un atraso de alrededor de US$100 millones, lo cual está relacionado con los altos niveles de pérdidas que arrastran las empresas distribuidoras de electricidad (Edes), estimado en 40%, es decir, por cada US$100 que las Edes adquieren de energía de los generadores hay 40 que no se recuperan.
Las constantes quejas de los sectores productivos en cuanto a la mala calidad del servicio y por los costos que deben incurrir para producir está entre las variables que afectan la competitividad a partir del servicio energético.
