Un estudio con bebés demuestra que el temor a las arañas o las serpientes no es innato, pero que se inculca rápidamenteHollywood produce películas como «Aracnofobia», «Anaconda» o «Serpientes en el avión» por una razón: la mayoría de la gente tiene miedo a las arañas y las serpientes. Pero, ¿por qué nos resultan tan amenazantes? Investigadores creen que el miedo se aprende. Según un estudio publicado en la revista Current Directions in Psychological Science, los niños no nacen con ese tipo de temores, pero son capaces de adquirirlos con gran rapidez.
Una teoría que pretende explicar por qué tenemos miedo a las arañas y las serpientes se debe a que algunas de ellas son venenosas, así que la selección natural pudo haber favorecido a las personas que permanecieron lejos de estas criaturas peligrosas para protegerse. De hecho, varios estudios han encontrado que es más fácil para los seres humanos, e incluso para los monos, aprender a temer cosas amenazantes que cosas no los son.
Por ejemplo, una investigación realizada por Arne Ohman en el Instituto Karolinska en Suecia señala que se puede enseñar a la gente a asociar una descarga eléctrica tanto con fotos de serpientes y arañas como con fotos de flores y setas, pero el efecto dura mucho más tiempo con las imágenes de las alimañas. Del mismo modo, otra investigación, ésta de Susan Mineka, de la Universidad de Northwestern, muestra que los monos que han crecido en un laboratorio no tienen miedo de las serpientes, pero son capaces de aprender a temerlas mucho más fácilmente que a las flores o a los conejos.
Miedo infantil
Los autores de la nueva investigación han estudiado cómo los bebés y los niños reaccionan a objetos de miedo. En una serie de experimentos, mostraron a críos de siete meses de edad dos vídeos, uno de una serpiente y otro de algo no amenazante, como por ejemplo, un elefante. Al mismo tiempo, sonaba tanto una voz amenazadora como una voz feliz. Los bebés pasaban más tiempo mirando los vídeos de serpientes cuando escuchaban las voces de miedo, pero no parecían estar asustados.
Los investigadores sugieren que «tenemos una predisposición para detectar cosas como las serpientes y arañas muy rápido, y para asociarlas a cosas que son asquerosas o malas, como una voz amenazante», dice Vanessa LoBue, coautora del estudio e investigadora de la Universidad de Rutgers.
En otro estudio, a pequeños de tres años se les mostró una pantalla de nueve fotografías y se les pidió que seleccionaran algunas. Los niños identificaron las serpientes más rápidamente que las flores y que otros animales que se parecen a los reptiles, como las ranas o las orugas. Los niños que tenían miedo de las serpientes eran igual de rápidos al elegir que los niños que no habían desarrollado el miedo.
«La investigación original de Ohman y Mineka con los monos y los adultos sugiere dos cosas importantes que hacen diferentes a serpientes y arañas», dice LoBue. «Una es que los detectamos rápidamente. La otra es que se aprende a tener miedo de ellos muy rápido». El trabajo con los niños parece confirmarlo. Se trata de un aprendizaje temprano, pero no innato.