
El cáncer de cuello uterino se cura si se detecta a tiempo. Su causa biológica es una infección por el virus del papiloma humano, pero detrás de ello hay otros factores sociales como una población pobre, poco educada y promiscua, cuya edad promedio de inicio en las relaciones sexuales son apenas los 12 años.
lrededor de 70 mil mujeres reciben cada año un diagnóstico de cáncer cervical en Latinoamérica, y de ellas se calcula que morirán al menos 33 mil. De hecho, existen estadísticas tan alarmantes como esta: cada 2 minutos muere una mujer de cáncer de cuello de útero, el 80 por ciento de estas en países en vías de desarrollo. “Considero que esta enfermedad es producto de la globalización, es una epidemia que se ha desatado desde que vivimos bombardeados de sexo, en la tele, en el internet, en el cine… El lenguaje que se usa es sexual, el vestuario incluso de las más jovencitas es muy provocador, y le diría que basta ver los videos musicales de los artistas favoritos de los y las jóvenes para darse cuenta de por qué existe tanta promiscuidad. Y a mayor número de parejas sexuales, mayores probabilidades de infectarse de esta enfermedad o de cualquier otra”, comenta el ginecólogo guatemalteco Gonzalo Samayoa Herrera. El portador del virus, sin embargo, es el varón, aunque a él rara vez le ocasiona algún problema médico. Si se ven, en cambio, cánceres causados por el mismo virus, además del cervical, en el ano (hombres que tienen sexo con hombres, o mujeres que han mantenido sexo anal), en la vulva, la vagina, la lengua y la boca. Los casos de cáncer en el pene infectado con el virus del papiloma humano son realmente escasos, pero cuando se dan, por lo general se manifiestan como una úlcera o una herida que no sana.
Es importante recalcar que no hay manera de diagnosticar en un hombre la presencia del virus. “En la mujer, en cambio, la presencia del virus se manifiesta bastante rápido. Lo que sucede es que siempre que se da una relación sexual, hay pequeñas laceraciones en el cuello del útero, por allí entra el virus, que desgraciadamente tiene un proceso que hace que la célula en donde se ha instalado no muera. La infección en el cuello de la matriz, sin embargo, no llega al sistema inmunológico, es local, no se va al torrente sanguíneo, y por eso mismo el cuerpo no se defiende, no crea anticuerpos para defenderse de la enfermedad”, agrega Samayoa. Las primeras manifestaciones de la presencia del virus se consideran células precancerosas. A estos estadios tempranos de la enfermedad se les conoce como Nic 1, Nic 2 y Nic 3 (marcan el nivel de Neoplasia Intracervical), los cuales se pueden apreciar a través de una Colposcopía. “El papanicolaou solo muestra que algo está mal, pero no especifica el problema. Cuando se da el estadio más temprano del mal, la opción más actual es solo observar periódicamente que las lesiones no crezcan o se reproduzcan. En cambio las lesiones de tipo dos y tres ya se consideran de alto riesgo, estas se convertirán en cáncer en un período de dos a diez años, por eso usualmente se recurre a la extirpación del cuello del útero (la parte lesionada)”, continúa el obstetra. Eso sí, con el procedimiento se quita la lesión precancerosa, pero no la presencia del virus. Quien presenta un cuadro Nic 4 ya tiene cáncer, y su tratamiento dependerá de la severidad de la situación, aunque a menudo se requerirá de histerectomía radical. El cáncer será inoperable si ya está diseminado. El sistema inmunológico de la paciente tiene mucho que ver con la manifestación de la enfermedad. Factores como el estrés, la diabetes, el uso prolongado de anticonceptivos y el tabaco pueden significar un mayor riesgo de contagio del virus, y por ende de un cáncer cervical más adelante.
Pregunte a su médico por las nueva vacunas contra el cáncer de cuello de útero. En EE.UU. y Europa se usan, incluso para hombres que tienen sexo con hombres.