La Republica Dominicana celebrara el próximo dieciséis (16) de agosto del presente año las elecciones congresuales y municipales, las cuales tienen la peculiaridad de que en vez de cuatro (4) años como lo establecía la anterior Constitución, ahora serán elecciones por un periodo de seis (6) años, tal y como lo manda la Nueva Constitución, recientemente aprobada y promulgada.
El proceso electoral en curso, es, ha sido y seguirá siendo traumático, caótico, increíble y violador de los mandatos y principios constitucionales establecidos en nuestra carta magna.
Lo de traumático y caótico, no necesita de mucha explicación, porque los medios de comunicación radiales, escritos y digitales están llenos de ejemplos al por mayor y al detalles. En cada Barrio, Circunscripción, Distrito Municipal, Municipios y Provincias del país hay traumas y hay caos: en la selección de candidatos, en las reservas, por la presencia de nepotismo, por la compra de candidaturas y quien sabe por cuantas cosas más. De cada uno de esos casos podríamos hacer listas interminables.
Lo increíble, lo insólito y lo inexplicable, lo constituye, la violación por parte de los partidos y de la propia Junta Electoral, del mandato constitucional expresado en el Artículo 2) sobre la “Soberanía popular”. Que establece que “La soberanía reside exclusivamente en el pueblo, de quien emanan todos los poderes, los cuales ejerce por medio de sus representantes o en forma directa, en los términos que establecen esta Constitución y las leyes”.
Resulta que nuestra Honorable Junta Central Electoral no ha cumplido con sus funciones de árbitro. No ha actuado con responsabilidad y firmeza para exigirle a las cúpulas de los partidos, el respeto a ese mandato constitucional y han permitido inexplicablemente, que estos (los partidos) se reserven mas del 70% de las candidaturas a cargos Congresuales y Municipales, dejándoles a las bases de los partidos políticos la selección de a penas un 30% y en algunos casos mucho menos de ese porcentaje.
Otro hecho increíble, insólito e inexplicable, es la violación por parte de los partidos y de la propia Junta Electoral, del principio de elegir y ser elegido, constitucionalmente expresado en el Artículo 22) numeral uno (1) de la nueva Constitución, que dice textualmente “Derechos de ciudadanía. Son derechos de ciudadanas y ciudadanos: 1) Elegir y ser elegibles para los cargos que establece la presente Constitución.
Resulta que la Junta ha dado a las llamadas “RESERVAS”, un valor jurídico ilimitado a favor de las cúpulas de los partidos políticos, en franca violación de los preceptos constitucionales arriba señalados y que tan claramente definen la soberanía popular y el derecho del ciudadano, de elegir y ser elegido. Han convertido las RESERVAS en la regla, y el derecho a elegir y ser elegido, en simple y pura excepción.
Las violaciones indicadas, no solo son opuestas a la Constitución Dominicana, sino que además, se contraponen a principios y normas universales como la DECLARACION NUNIVERSAL DE LOS DERECHOS HUMANOS, la cual en su artículo 21 establece: “1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos. 2. Toda persona tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones públicas de su país. 3. La voluntad del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto”.
Lo que esta ocurriendo en el presente proceso electoral tiene las mismas características inconstitucionales (aunque en otras condiciones) que lo que ocurrió en los procesos de la década de los años setenta (1970…), que motivaron a que el profesor Juan Bosch lo llamara MATADERO ELECTORAL.
La historia se repite, aunque con matices diferentes y por demás, irónicos.
Los matices diferentes: nos muestran que, las diferencias mas marcadas están dadas en que, en la década del setenta predominaba la dictadura ilustrada del Dr. Joaquín Balaguer, cargada de represión, muertes, prisiones y desapariciones y en cambio ahora en vez represión hay coacción económica; en vez de muertes o asesinatos políticos, hay muertes y asesinatos por droga y por corrupción; que en vez de prisiones físicas por política, tenemos prisión de derechos. Han apresado los derechos de los ciudadanos en las cerdas de la ilegalidad electoral politiquera; en vez de desaparecer a los opositores políticos, están comprando conciencia, miserias, y la voluntad popular con dineros provenientes de la corrupción y del narcotráfico.
La Ironía de la vida: Ayer gobernaba el tirano ilustrado, Balaguer, y los restos de la tiranía trujillista y hoy gobiernan nada mas y nada menos que los alumnos mas sobresalientes del creador de la expresión MATADERO ELECTORAL, el Profesor Juan Bosch, quienes han negado de hecho, la doctrina boschista y usan todos los recursos habidos y por haber para llegar a los órganos de poder político del estado, renunciando así a la corriente humanista – boschista del pensamiento liberal. Han abrazado la corriente de pensamiento conservadora en sus máximas expresiones posibles. Verdad que todo esto es irónico.
Es por todo esto y muchas razones más que decimos, que estamos en presencia de un nuevo modelo de MATADERO ELECTORAL. El candidato que tiene dinero y poder, sea licito o ilícito, tiene garantizada la “victoria”.
En tal sentido, tendremos a partir del próximo dieciséis (16) de agosto, un congreso y unos síndicos (alcaldes) y regidores que no expresarán la autentica voluntad soberana del pueblo. Será el resultado del poder y del dinero de personas y de grupos o sectores que actuaran atendiendo a sus intereses particulares. Los funcionarios electos no representaran realmente a la ciudadanía y sus sanos intereses colectivos.
En síntesis, estamos en presencia de un nuevo modelo de MATADERO ELECTORAL, quizás o sin quizás, más peligroso que los anteriores mataderos electorales. Los buenos candidatos tendrán que sentarse en la acera del frente a ver pasar los “victoriosos” y esperar un nuevo proyecto de nación que respete sus derechos.
Por: Manolo Sánchez
El autor es Abogado