La electa presidenta se convierte en la primera mujer que gobernará el gigante sudamericano, y promete una lucha frontal contra la pobreza.
Dilma Rousseff asumió hoy la Presidencia de Brasil y se convirtió en la primera mujer que gobierno el gigante sudamericano, en reemplazo de Luiz Inacio Lula da Silva, su padrino político y el mandatario más popular de la historia de su país.
Rousseff se comprometió a erradicar “la pobreza extrema” en Brasil, un flagelo que afecta a 20 millones de personas en un país de más de 190 millones de habitantes.
“Una importante movilidad social ocurrió en los años de gobierno de (Luiz Inacio) Lula (da Silva, su predecesor). Pero aún existe una pobreza que avergüenza a nuestro país”, dijo durante su primer discurso tras asumir el cargo ante el Congreso, cermonia a la que acude el presidente peruano Alan García, entre varios otros jefes de Estado.
“No voy a descansar mientras haya en Brasil brasileños sin alimentos en su mesa, y niños pobres abandonados a su propia suerte”, prometió la economista de 63 años, exguerrillera marxista y exjefa de gabinete durante el gobierno de Lula.
La mandataria hereda una nación en ascenso económico, político, social e internacional, pero afronta diversos desafíos internos en aspectos de seguridad, infraestructura y educación. Su mayor reto parece ser el carisma de su predecesor, quien concluye su gestión con una altísima aprobación de 87%, según encuestas.