
En verdad no me extraña en lo absoluto lo que está sucediendo en el PRD.
Las contradicciones entre Miguel Vargas Maldonado e Hipólito Mejía por el liderazgo del partido, es el menor de los problemas. Es la llamada “reservas estratégicas” la causa fundamental para que la cohesión interna del PRD se mantenga muy frágil.
Esta estrategia, tan impopular en la base perredeísta, ha sacado a relucir mugres escondidas en la organización política y considero que a estas alturas no existen posibilidades algunas para ocultarla bajo la alfombra del silencio.
La “reserva” de candidaturas, ha sido una estrategia suicida, un fracaso mayúsculo porque desde su inicio ha querido convertir el PRD en un colectivo de militantes anónimos sin derecho a elegir y ser elegido como manda la Constitución de la República.
La actitud de Vargas Maldonado para que la militancia perredeísta acate dócilmente la decisión de repartir caprichosamente las candidaturas congresuales y municipales entre sus amigos empresarios, faranduleros, comentaristas de radio o televisión y hasta una reina de belleza, ha sido una verdadera memez.
En el PRD de Peña Gómez, nunca se vio a un alcalde, ahora aspirante a senador, regalar a su hijo una candidatura como si fuera un bien de familia, o un diputado (impedido de reelegirse por estar envuelto en un escándalo con una menor) colocar a su esposa en su lugar en la boleta del partido.
Son decisiones tan desacertadas que podrían costarle a Vargas Maldonado, en un futuro no muy lejano, las posibilidades de ser candidato presidencial por esa organización política, porque con figuras sin roce con el partido no se ganan elecciones.
Ha habido múltiples formas para tratar de convencer, persuadir e incluso manipular a la militancia perredeísta para que acepte estas reservas, pero todas han fallado, sencillamente porque la “dedocracia” en ese partido no funciona ni funcionará como ocurre en el PLD o el PRSC.
Miguel Vargas parece que olvidó o no ha entendido aún que la praxis social del PRD ha sido desde su fundación, muy diferente a esos dos partidos caudillistas.
Lamentablemente casi siempre lo que comienza mal, termina peor. Y lo peor que le puede pasar a esta organización política es llegar a estas elecciones congresuales y municipales con sus principales líderes divididos.
Por esas contradicciones, que no muestran un partido unido y homogéneo ante el electorado, el PRD se encamina a un desastre electoral.
Lo único que ha creado estas “reservas estratégicas” en el seno de la militancia perredeísta ha sido disgustos.
Ya la suerte está echada.
Por: David Ramírez
Publicado el Lunes 12 de Abril 2010
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