Imagínese que mientras sueña, queda reducido al tamaño de una muñeca. Al despertar, ¿cómo cree que vería el mundo? ¿Desde los ojos de un diminuto ser o como si la tierra hubiese sido invadida por gigantes?Henrik Ehrsson, líder del estudio e investigadores del Instituto Karolinska de Suecia, cree haber hallado la respuesta: una ilusión que consiste en cambiar nuestro cuerpo por otro. 'Engañaron' al cerebro haciéndole creer o bien que tenía un cuerpo muy pequeño (del tamaño de una muñeca Barbie), como ocurría en la película 'Cariño, he encogido a los niños', o que tenía uno mucho más grande, de hasta cuatro metros, como si fuera Gulliver en el país de los liliputienses.
Par ello le pidieron a un grupo de voluntarios que se acostasen en una cama y se pusiesen unas gafas. Éstas son capaces de crear realidades virtuales gracias a las cuáles les engañaron, convenciéndoles de que su cuerpo era otro. Un investigador tocaba un mismo punto del cuerpo del voluntario y del muñeco. De esta forma, incluso al ver cómo acariciaban al muñeco, lo sentía en su propia carne.
Realidad virtual
Nuestra percepción del tamaño y la distancia es el resultado de una interpretación forjada por el cerebro. Algunos investigadores defienden que nuestros cuerpos influyen en nuestra percepción del mundo. Es decir que cuanto más alto se sea, más cortas parecerán las distancias. Sin embargo, esta hipótesis no se ha podido comprobar de forma experimental.
Los resultados han sido publicados en la revista 'PLoS ONE'. El hallazgo demuestra que el tamaño de nuestro cuerpo tiene un efecto determinante en cómo percibimos el espacio que nos rodea. En sus experimentos, los investigadores utilizaron muñecos cuya talla iba de los 30 centímetros, hasta los 4 metros.
La comparación es una de las estrategias que utiliza el cerebro para determinar el tamaño. Si una persona se coloca junto a un árbol, calculará el tamaño de ambos. Sin embargo, nuestro propio cuerpo parece ser la referencia fundamental ya que afecta a este y a otros mecanismos visuales.
Cambio de cuerpo
El propio Ehrsson se sometió al experimento y añadió: "incluso si sabemos exactamente cuánto mide una persona, la ilusión hace que a nuestros ojos parezcan gigantes; es una experiencia muy extraña".
El estudio demuestra que es posible crear la ilusión del cambio de cuerpo con cuerpos extremadamente pequeños o grandes. "Para los cuerpos pequeños, el mundo es gigantesco", declara Ehrsson. Este efecto podría aplicarse en la práctica.
"En teoría, podríamos crear la ilusión que se es un robot microscópico capaz de efectuar operaciones en el cuerpo humano. De la misma forma, se puede tener la sensación de ser un robot gigante que está reparando una central nuclear tras un accidente", concluye el sueco.