Conductor de Nueva Zelanda experimentó difíciles momentos cuando una manguera de aire comprimido se incrustó en su ano, según dijo, de casualidad
“Sentí cómo el aire entraba en mi cuerpo y era como si fuese a explotar”, comenta, aún incrédulo, Steven McCommack. Hace unos días sufrió un accidente que le pudo costar por la vida: una manguera de aire comprimido se metió por su ano y el aire hizo que se inflara “como una pelota de fútbol”.
¿Cómo pasó esto? El conductor de camiones de Nueva Zelanda “rompió la manguera al caerse en el área que está entre el compartimento del conductor y el remolque”, según narra la BBC. Esto causó que la boca de la manguera se metiera por su trasero y le empiece a inyectar aire dentro del cuerpo.
Ante sus gritos, compañeros que afortunadamente estaban cerca corrieron a auxiliarlo: cerraron y le quitaron la manguera, le pusieron una bolsa de hielo y lo colocaron de costado. Le salvaron la vida. Ya en el hospital, los doctores hicieron lo suyo, aunque nada menos doloroso: insertaron un tubo en sus pulmones con el fin de drenar el aire y, en palabras de McCommack, utilizaron una especie de taladro para tratar su herida en el ano.
“Tiene suerte de estar vivo. Fue un accidente que le podría costar la vida”, afirmó luego un portavoz del hospital a la agencia AFP.
Por su parte, la reportera de la BBC comentó que se trató de “un grave accidente que pudo costarle la vida, y que, sin embargo, conjura imágenes propias de una caricatura de Tom y Jerry”.
McCommack permanece internado en un centro médico, rodeado de médicos que aún no salen de su sorpresa ante lo sucedido. Según le comentaron, les pareció extraño que si piel no se rasgara, puesto que el aire comprimido había separado sus músculos de la grasa.
“Me inflaba como si fuera una bola de fútbol… era como si me estuviera dando el síndrome de descompresión, como a los buzos. No podía hacer nada, más que quedarme ahí, inflándome como un balón”, agregó el conductor de 48 años al diario de la localidad de Opotiki, “Whakatane Beacon”.