Fuente Listin, Las Fuerzas Armadas Dominicanas (FFAA), cuya sucesión de mandos se ha mantenido incólume desde el descabezamiento de la dictadura de Rafael L. Trujillo Molina, en 1961, han logrado grandes avances en su formación y entrenamiento durante las últimas décadas, aunque hoy son un conjunto de cuerpos castrenses burocráticos y supernumerarios, donde los más viejos añoran aún, como un discreto encanto, el poderío militar y la disciplina de aquellos tiempos.
Pese a los avatares y la gran división que provocó la guerra patria de 1965, tras el derrocamiento del gobierno democrático de Juan Bosch, las FFAA lograron reunificarse y recomponerse bajo el influjo de la última intervención militar norteamericana, que se produjo el 28 abril de 1965, y de inmediato puestas al servicio de la lucha anticomunista que patrocinó el gobierno de Estados Unidos en América Latina durante la llamada Guerra Fría.
Aunque han pasado 50 años del ajusticiamiento del tirano, en los estamentos militares prevalece una especie de sustrato trujillista, que al decir del ex ministro de las Fuerzas Armadas, mayor general retirado José Miguel Soto Jiménez, se diluye poco a poco con la nueva formación de los oficiales y las escuelas militares que resaltan el nuevo rol de los ejércitos del continente de “instrumentos de la gobernabilidad democrática”.
Sin lugar a dudas que la historia de las Fuerzas Armadas dominicanas no podría escribirse separada de la historia de Trujillo y de los acontecimientos políticos externos de la década de los 50 que le dieron origen.
Esta historia militar, desde sus comienzos hasta hoy, la conocen al dedillo Soto Jiménez y el también ex ministro de las Fuerzas Armadas, mayor general retirado Ramiro Matos González, mentor durante un buen tiempo del general Soto y formado en la academia militar de Trujillo, pero que transformó su pensamiento con el advenimiento de la democracia. De sus voces y sus escritos nos hemos valido para hacer este trabajo.
Poderío militar
Durante las dos primeras décadas de su régimen Trujillo logró mantener un poder hegemónico sobre la sociedad dominicana y el control absoluto de toda actividad social y política, de modo tal que para 1948 no se había producido otro levantamiento popular de importancia desde las insurrecciones de Cirilo Bencosme, en 1930, y de Piro Estrella en la Loma de los Amaseyes, y más adelante la de Desiderio Arias, en 1931, recuerda Soto Jiménez.
Desde el principio de su golpe de Estado contra el presidente Horacio Vásquez, el 28 de febrero de 1930, Trujillo logró pacificar la nación y para ello utilizó la Policía Nacional Dominicana, una especie de cuerpo de gendarmería creado en el país por los norteamericanos durante la invasión de 1916 y que tenía funciones propiamente policiales y no militares, pero que luego Trujillo convirtió en Ejército Nacional (Guardia de Trujillo).
En todos los países del hemisterio ocupados por Estados Unidos, sus fuerzas militares crearon un ejército con funciones también de policía, y todos desaparecieron con el tiempo, pero la Policía Nacional Dominicana sobrevivió gracias a los cambios introducidos por Trujillo.
Amenazas externas
Para protegerse de las amenazas externas, que se iniciaron con la expedición de Luperón en 1949, Trujillo creó un extraordinario aparato militar, con un poderoso arsenal bélico, “probablemente el más poderoso del área del Caribe, con capacidad para proyectar una gran fuerza, porque tenía más de 200 aviones de combate, desde bombarderos, aviones de caza, caza bombarderos y transporte”, al decir del general Soto Jiménez.
Todo este poder bélico estaba concentrado no en el Ejército Nacional como fuerza de combate terrestre, que seguía siendo utilizado por Trujillo para mantener el control interno, sino en la Aviación Militar Dominicana (actual Fuerza Aérea Dominicana, FAD), creada en 1954, donde además se habían instalado las unidades de artillería y las fuerzas paracaidistas, que aquí se mantienen en la FAD pero en todas las naciones son fuerzas del Ejército de tierra, explicó Soto Jiménez.
Trujillo, aterrado por las amenazas externas y otras que sucedieron a la del 1949, fortaleció la Marina de Guerra, que era una fuerza muy débil, dotándola de unos 70 buques de combate, algunos de los cuales utilizan aún los marineros.
Para manejar este poderoso arsenal militar Trujillo creó el Centro de Enseñanza, cuyos oficiales tenían una de las mejores artillerías del área del Caribe, pero este centro y este poder militar no eran del Ejército, sino también de la Aviación Militar, recuerda Soto Jiménez.
“Por eso cuando matan a Trujillo, el país tiene unas fuerzas armadas poderosas, siendo su principal virtud la disciplina, eran unas fuerzas armadas donde había resquicio, una especie de coto cerrado de Rafael L. Trujillo”, precisa.
Sin embargo, esa maquinaria tenía una parte vulnerable, porque se hizo tan grande que no tenía en los rangos superiores verdaderos operarios de los mandos. “Si se le quisiera poner algún rango a los oficiales que entonces estaban preparados para esa gran estructura militar, sólo se encontraría el rango de capitán, porque entonces no habían otros rangos mayores preparados para dirigir ese poderío”, añade.
“Aunque había coroneles y generales con rango, pero con la formación de gendarmeria y de Concho Primo, no con la capacidad militar para dirigir esas fuerzas operativas expansivas y modernas”, explica Soto Jiménez.
Desaparecido Trujillo, esa maquinaria militar no se podía mantener, porque la democracia no tiene los recursos para mantener ese armamento.
“La dictadura se descabezó, pero se quedaron los mandos, los militares formados por Trujillo se quedaron dirigiendo las Fuerzas Armadas. En ese sentido, la transición de la dictadura a la democracia fue imperfecta, porque los oficiales formados en el segundo y tercer escalón pasaron a los mandos de más arriba”, plantea.
DESPUÉS DE LOS CAMBIOS DE 1965
“Esa maquinaria era insostenible en términos económicos, porque un país debe tener las fuerzas armadas que necesita y que pueda mantener”, dice Soto Jiménez. “Porque no sólo es tener aviones de combates y buques de guerra, sino mantenerlos y eso cuesta mucho dinero”.
Después de los cambios de 1965, los norteamericanos aprovecharon la maquinaria militar para enfrentar la famosa amenaza comunista internacional, y empezaron, además, un incremento descomunal de la Policía para enfrentar la amenaza comunista internamente, y para evitar un golpe de Estado de factura trujillista.
“En todos los países donde habían amenazas comunistas se dieron golpes de Estado, por un principio básico de militarismo y es que si tú tienes que defender el Estado la mejor forma es ocuparlo”, dice el general Soto.
Pero en el país los norteamericanos le echaron esa lucha a la Policía y no a las Fuerzas Armadas, que solo era utilizada en los casos de invasión y acciones guerrilleras. En esta misma época se profundizó el descalabro de las FFAA, ya que en la diversificación de las fuerzas se trató de pasar gente de la FAD al Ejército y entonces se perdieron muchos oficiales que costó mucho dinero formarlos.
“No se ha invertido en la renovacion de los equipos, que debieran ser mejorados los más esenciales, a la par con una reforma militar, porque las FFAA parecen seguir organizadas para defender una dictadura que pasó hace 50 años”, concluyó Soto Jiménez