Playa Saladillas, un pastel codiciado por intereses malsanos - Barahoneros

miércoles, 25 de mayo de 2011

Playa Saladillas, un pastel codiciado por intereses malsanos



Yo apenas tenia 12 o 13 años cuando oí la intervención por radio de quien mi abuela con cierta ternura y cariño le llamaba “El Ovejo”, refiriéndose al Prof. Juan Bosch.

Después del noticiario, Tribuna Democrática era “el toque de queda” en los patios de Villa Juana para la época. Ese día Don Juan se refirió a la Isla Saona en su defensa cuando intereses malsanos proponían su venta. Lo hizo con una pasión encantadora. Su voz tan cautivante la recuerdo todavía como si fuera hoy. Aquel día se creó muy dentro de mí un sentimiento por cada terruño de esta media isla que aún conservo.

Lejos del paralelismo que se pudiera interpretar, confieso que mi referencia esta en la memoria de más de 40 años de aquella ocasión.

Será porque duele cuando se vulnera el derecho que tenemos los dominicanos de disfrutar nuestras playas. Sobre todo, cuando las tenemos tan cerca del centro urbano. Tal es el caso de la Playa Saladilla en las inmediaciones de Barahona, la Ciudad Soberana del Sur.

Cuando el poder económico pretende restringir su uso al público y las instituciones que deben salvaguardarla se descuidan hasta convertirla en inaccesible. Entonces surgen los recuerdos lejanos a que hiciéramos referencia anteriormente. Deben y así lo reclamamos, intervenir en su defensa por preservar ese patrimonio dominicano con acciones tangibles el Ayuntamiento, Medioambiente, la Gobernación , Turismo y toda institución estatal o cívica que promueva la responsabilidad y conciencia patriótica para recuperar a Saladilla antes que la perdamos entre los escombros y las inmundicias y entre las manos de particulares.

Saladilla significa un recurso biodiverso de enorme importancia en el Caribe no solo para República Dominicana y una fuente marítima real para los habitantes de la provincia costera. La satisfacción y el regocido al rebosarse de sus aguas salinas deben perdurar en el tiempo en cada uno de nosotros, incluyendo a las generaciones venideras cuando tengan la oportunidad de estar alli.

Las playas no son tan solo un espacio de recreación para los ciudadanos, ellas significan y representan el límite de la razón por lo que existimos como nación.

Por: Mario Holguín