Sacerdote reponsabiliza al Consorcio Azucarero Central (CAC) de la miseria en zona cañera - Barahoneros

martes, 30 de agosto de 2011

Sacerdote reponsabiliza al Consorcio Azucarero Central (CAC) de la miseria en zona cañera


Por: Juan Francisco Matos.

Batey 6, Bahoruco.- Este batey, otrora próspero y capital de la zona cañera por la gran cantidad de dinero que quincenalmente circulaba en su entorno, hoy se encuentra sumido en un espantoso estado de miseria y pobreza, producto de la capitalización del ingenio Barahona a inversionistas extranjeros, en 1999, quienes con sus modernas maquinarias han reducido a su más mínima expresión el alto número de braceros que laboraba en el corte y tiro de caña y de trabajadores de otras áreas de la empresa azucarera, en la zona cañera.

Así lo expresó el cura párroco de la Iglesia San Martín de Porres de Batey 5, Pablo Tasongo, en el marco de la bendición del acto de inauguración del liceo Francisco del Rosario Sánchez, construido en Batey 6, por el Fondo Patrimonial de las Empresas Reformadas (Fonper), con una inversión de 32 millones de pesos, actividad en que que estuvieron presentes el máximo representante de este organismo en el país, Josefina Pimentel, ministra de Educación, entre otras personalidades.

Tras valorar la construcción del centro educativo, el religioso abogó porque el mismo sea administrado por personas, que sepan dar buen uso a los recursos económicos que pasen por sus manos.

El religioso responsabilizó al Consorcio Azucarero Central (CAC) de capital guatemalteco, arrendatario del ingenio Barahona, cuyos ejecutivos invierten millones de pesos en la modernización de sus maquinarias, factoría y oficinas, mientras la gente de los bateyes padece toda clase de penurias por la miseria que la abate.

Se recuerda que primeramente, el central azucarero local fue arrendado a inversionistas norteamericanos, quienes luego desistieron de continuar teniendo la empresa azucarera bajo su control, y transfieron el contrato al CAC, quien hasta el momento la administra.

Ya con el ingenio en su poder, el CAC se propuso echar de los predios cultivados en el entorno de las fincas cañeras a unos 700 agricultores, a muchos e los cuales destruyó sus cultivos con maquinarias pesadas, lo que originó un enfrentamiento entre los campesinos y los inversionistas que motivó la intervención de la Iglesia Católica.

Antes de la privatización del ingenio, operaban once grúas en igual número de bateyes, en cada una de la cual trabajaban 20 y 22 obreros, hoy solo hay una entre los bateyes 5 y 6, donde laboran menos de 30 personas.

En el corte y tiro de caña en tiempos de moliendas eran utilizados entre 3 mil y 3 mil 500 braceros, en su mayoría haitiana. Hoy solo ejercen esa actividad menos de mil braceros.

También, trabajaban en la empresa en sentido general, entre 7 mil y 8 mil personas, estando activas actualmente menos de mil en tiempos de zafras.

El CAC no permite la formación de sindicatos independientes,en tanto, que los trabajadores son obligados a trabajar horas extras, siendo cancelado de inmediato el que se niega, mientras, que el que se enfrema, accidenta o es afectado por alguna enfermedad terminal, es enviado a morir a su casa sin ayuda alguna, según denuncias de obreros que piden que sus nombres no sean publicados por temor a represalias.

Según esos trabajadores, ninguno de ellos se atreve a comentar nada sobre las presiones a que son sometidos por los ejecutivos del CAC, y el que se arriesga a hacerlo, es denunciado de inmediato por supuestos "soplones" lo que conlleva su inmediata cancelación, en ocasione sin derecho a prestaciones laborales.