Por Yobany De León.
El fervor político y el accionar de campaña mueven la población a tomar partida. En los actuales momentos, en donde los principales partidos han seleccionados sus candidatos y otros que están a la espera de escogerlos para participar en la próxima contienda electoral, razón por la cual los activistas (fanáticos), políticos comienzan a desarrollar la tarea de convencimiento en busca de nuevos adeptos y la integración de otros, procurando asegurar los votos, algunos sin la preparación adecuada para esa delicada misión de convencer o persuadir, por desconocimiento entran en conversaciones y temas profundos que surgen frecuentemente, en vez de convencer, confrontan a las personas surgiendo contradicciones innecesarias que ponen de manifiesto su falta de capacidad.
Los partidos no deben dejar de lado la capacitación de sus militantes a través de escuelas de formación políticas, a los fines de prepararlos eficientemente para que puedan tratar cualquier tipo de debate en el ámbito de la política partidaria, de forma técnica y efectiva, sin tener que llegar al agravio.
¿Cuántas veces hemos estado en lugares donde surgen discusiones políticas, religiosas y deportivas acaparando la atención, con argumentos y posiciones diferentes que en ocasiones se incurre en ofensas inexplicables?
En nuestro país al igual que otros, se forman tertulias y círculos formales e informales surgiendo discusiones, aunque casi siempre algo positivo se obtiene y en otras ocasiones en menor proporción no se adquiera nada.
Las discusiones políticas son las de mayor frecuencia y en tiempo de campaña mucho más, se realizan de manera espontánea entre amigos o conocidos, llegando hasta el extremo de las ofensas personales. Me ha tocado presenciar algunas bastante acaloradas, unas en debates de respeto y armonía, otras llenas de polémicas y tonos violentos.
Estando presente en una de esas polémicas políticas, escuchaba donde una persona sostenía que en los gobiernos del PRSC, se le destinó mayor inversión a la educación, agricultura y las construcciones, comparados a los gobiernos del PLD y PRD., planteando algunos elementos e inversiones que para él eran fundamentales en la posición que defendía.
La discusión giró en rumbo ofensivo cuando otra persona le manifestó que a Balaguer, solo se le recuerda por haber dicho que: ” La Constitución era un pedazo de papel y que la corrupción se detenía en la puerta de su despacho”, enrostrándole además que el Dr. Balaguer, era un payaso, al igual que él. Con mucha altura y serenidad inusual le respondió ”no me siento molesto por llamarme payaso”, ojalá tu ser uno, al contrario, en realidad deseo ser como un payaso, porque las personas que trabajan como payasos son generalmente personas especiales, con un don, su forma de ver la vida es diferente y tienen un corazón enorme y son capaces de reír en los peores momentos, porque una cosa es el payaso y otra quien lo interpreta, pero uno y otro aúnan sus esfuerzos, por arrancarle una sonrisa a las nuestras, estando llorando por dentro, saben hacer reír por fuera. Esta fue parte de la contesta, la cual pudo evitar un enfrentamiento físico.
Reflexionando en ese sentido el activismo político no se debe llevar con fanatismo, pasión encolerizada, desmedida y tenaz, porque la política, los deportes y las religiones producen fanáticos, atentando contra uno mismo, así como lo son la ignorancia y la violencia, pues ” lo que divide al hombre no está en la POLITICA ni en los DEPORTES ni en las RELIGIONES, sino en el FANATISMO QUE OCASIONAN”.