La solución para una buena parte de la comunidad más pobre de Haití es salir, y la forma más fácil de hacerlo es cruzar la frontera. El drama que narra el cable de la agencia española de noticias no debe ser una sorpresa para los dominicanos.
Los haitianos que buscan cruzar la frontera dominicana utilizan niños y niñas de ese país como escudos para evitar ser detenidos y ser objetivos de los disparos de los militares dominicanos que tratan de evitar la migración.
La nota fue divulgada ayer, lunes 1 de agosto, por la agencia española de noticias EFE, y publicada por Acento.com.do, entre otros medios de comunicación.
Es un drama terrible que los haitianos hayan llegado al colmo de utilizar menores de edad como escudos de protección para lograr salir de su país.
Según el cable de la agencia EFE, un oficial del Ejército Nacional de República Dominicana en Dajabón reveló lo siguiente:
"Ahora los están llevando de un lugar a otro en motocicletas. Llevan hasta seis niños, muchos de ellos recién nacidos, corren a una gran velocidad, entonces los militares no pueden hacer nada (...) porque llevan criaturas inocentes que criminalmente usan como escudos humanos".
Todos sabemos que el drama de los haitianos es terrible. Una miseria espantosa, todavía sufren las consecuencias de un terremoto que destrozó a la capital haitiana y laceró a una gran parte de su población.
El recién electo gobierno del presidente Martelly tiene pocas posibilidades de brindar esperanzas de redención o al menos de mejoría del estatus, pese al gran apoyo de la comunidad internacional.
La solución para una buena parte de la comunidad más pobre de Haití es salir, y la forma más fácil de hacerlo es cruzar la frontera. El drama que narra el cable de la agencia española de noticias no debe ser una sorpresa para los dominicanos.
Niños y niñas haitianos son utilizados como parte del tráfico de personas, y en muchos casos para actos criminales, como la venta de favores sexuales, la venta de órganos humanos o para que los niños y niñas sean utilizados como mulas en el tráfico de drogas o en labores de mendigos en las calles de la capital dominicana o en otros lugares.
El cuadro sigue siendo tétrico. Y a las autoridades haitianas es poco lo que podemos pedir o exigir. Sencillamente carecen de los mecanismos de control para frenar la desesperación de ese pueblo. A quien si estamos en la obligación de exigir mayor rigor es el gobierno dominicano en la protección de la frontera.
La migración masiva de haitianos hacia nuestro territorio sigue siendo una preocupación. Todas las naciones del mundo evitan las migraciones masivas y descontroladas. Hay situaciones críticas, como la seguridad alimentaria o la salubridad, que debe ser garantizada a toda la ciudadanía dominicana y a la que se integre a la sociedad.
Muchos otros problemas se derivan de esa migración: pérdida de oportunidades, de empleo, carga para las entidades de servicios, descontrol sanitario, entre otros numerosos males de una sociedad ya acostumbrada a la pobreza.
El gobierno dominicano está en la difícil situación de hacer frente a un drama terrible que viven nuestros hermanos haitianos. El cólera resultaba inevitable. Hay que evitar que el país se siga deteriorando, y eso pasa por un mayor control migratorio, incluyendo medidas para evitar, defendiendo los derechos humanos fundamentales, que los niños haitianos sean utilizados como escudos humanos.