Cuando se pierde para siempre a una persona querida, todo se torna difícil. Sin embargo, pese a la tristeza, el dolor tiene que ser superado.
Esteban aún no puede olvidar la sonrisa de Camila. Siente que cada vez que intenta apartar sus recuerdos la está traicionando. Desde que Camila murió, él sólo ha deseado acompañarla. Han pasado dos años de su partida, pero las lágrimas no cesan cada vez que se la mencionan. “Siempre serás mi gran amor. Nunca te olvidaré”, repite todos los días mirando al cielo.
La ausencia eterna del ser amado es una pena difícil de superar. La persona se queda devastada, desolada, sin ánimos de continuar el camino sin la compañía del enamorado(a) o esposo(a). Las heridas se tornan imborrables y los recuerdos se convierten en imágenes dolorosas. Lo único que queda luego de la muerte de la pareja es el sufrimiento.
TIEMPO AL TIEMPO. Para Estela Inga Zapata, médico psiquiatra de la clínica San Gabriel, la pareja debe vivir un proceso de duelo que la ayudará a vencer, de a pocos, el dolor. Según la especialista, se pueden identificar cuatro etapas dentro de este proceso. La primera es la negación.
“No acepta la situación y cree que no es real. No admite que nunca más volverá a verlo. Es la etapa más fuerte”, sostiene.
Luego, indica la psicóloga, viene la fase del enojo. La persona se siente enfadada con el entorno, con ella misma. En ocasiones puede llegar a mostrarse violenta e irritable ante sus familiares o sus amigos.
La depresión es el siguiente estado. Es en ese momento cuando se empieza a contactar con la emoción auténtica, es decir, la pérdida definitiva del ser amado. “Es como si recién abriera los ojos ante la realidad”, agrega Inga Zapata. Es aquí cuando la tristeza comienza a ser expresada a través del llanto. La psiquiatra recomienda no contener el dolor de esta etapa sino, más bien, liberarlo.
La última fase del proceso de duelo es la aceptación de lo ocurrido. La especialista asegura que, en este periodo, la persona debe empezar a acostumbrarse a vivir sola, pero manteniendo el buen recuerdo del ser amado. Recuerda que todo el proceso debe durar, como máximo, seis meses. Dice que, si no es así, se debe buscar ayuda profesional.
